Dentro de las celebraciones introducidas en el calendario internacional, el 27 de marzo figura como Día Mundial del Teatro. Y con la misma naturalidad con la que se escogió esa fecha hace 48 años, las sociedades que tienen algo que celebrar dedican esta jornada a la exaltación del drama y de la comedia.
Dice Augusto Boal que el espectáculo está en el día a día de los seres humanos, y que hay teatro en los grandes y pequeños conflictos, en los negocios y en las relaciones personales. Dice también que una de las funciones del teatro es hacer conscientes esos espectáculos de la vida diaria, y que nos ayuda a ver aquello que salta a la vista pero somos incapaces de ver.
Y, sin embargo, hay mucho de invisible en la representación teatral. En el mismo proceso creativo del texto. En la traslación de una historia en diálogo, y en la forma en la que se percibe todo desde el patio de butacas.
A veces ocurre que las cosas permanecen ocultas, ajenas a la luz principal, y disfrutan del desconocimiento general hasta que alguien mueve el foco y las incorpora a la acción. Puede ser un personaje, la voz de un narrador o una trama menor. Pero con la misma técnica, y una notable dosis de valor y de genialidad, puede abordarse también un cambio global en la manera de hacer las cosas, en la superación de las normas y los estándares. En hacer visible un nuevo arte de hacer comedias.
Lope de Vega lo hizo, hace ahora 400 años, superando el modelo clásico de representación teatral, proponiendo la interpretación de gustos y valores nuevos y planteando cambios en la composición, lenguaje y temática. Se removieron los académicos en sus tronas ilustradas, pero debajo de los palcos de las autoridades, el autor contaba con el favor del público, que hacía marca de sus obras, y aún de otras ajenas, certificando su calidad con un contundente “es de Lope”.
Este año conmemoramos en Almagro la aparición de ese Arte nuevo de hacer comedias, con la representación de 17 de sus obras y un calendario con más de 70 actividades. El Festival de Teatro Clásico, que alcanza su XXXII edición, es sin duda la parte más conocida del guión teatral en la región, la más visible, pero que no ensombrece ni compite con el resto de la oferta artística.
El próximo lunes se pone en marcha en dos escenarios, Puertollano y Almodóvar del Campo, la Feria de Teatro de Castilla-La Mancha, en la que vemos y somos vistos. Es el lugar en el que se ofrecen muchos de los montajes que irán pasando por los 247 teatros que conforman la red regional, y que el año pasado acogieron 2.298 actuaciones.
El calendario señala este viernes como día dedicado al teatro, y en Castilla-La Mancha tenemos muchas razones para celebrarlo. Porque forma parte de nuestra historia. Porque somos platea y escenario. Porque nos gusta y porque lo necesitamos, también para ver lo que queda fuera de los focos. Y porque, como concluye el mensaje del Instituto Internacional del Teatro de este año, “Actores somos todos nosotros, y ciudadano no es aquel que vive en sociedad: ¡Es aquel que la transforma!”