Los intereses partidistas de un lado y nacionalistas de otro, crearon una situación de competencia éntre autonomías que enfrentan a partidos adversarios entre sí y a diputados, cargos y dirigentes del mismo partido. Así, quienes rechazan el trasvase del Ebro por ser del Ebro no dicen ni una palabra del Tajo por ser del Tajo.
Andando el tiempo, la reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha se convirtió en piedra angular de la pugna política porque tal reforma se sustanció sobre todo en dar categoría estatutaria, o lo que es lo mismo rango de Ley Orgánica, a la caducidad del trasvase en 2015, dando un paso de gigante a la nacionalización del río al modo y manera del estatuto andaluz que hace lo propio con el Guadalquivir. Socialistas y populares aprobaron por consenso en las Cortes Regionales el Estatuto de la Caducidad para enfado de socialistas y populares de Valencia y Murcia y disconformidad de los diputados de la Carrera de San Jerónimo.
Para evitar que el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha aprobado por diputados socialistas y populares regionales y dirigentes de ambos partidos fuera suspendido por la Comisión Constitucional o rechazado en el Congreso de los Diputados por los parlamentarios populares y socialistas para contento de los populares y socialistas de Murcia y Valencia, socialistas y populares se declararon dispuestos a rebajar el tono estatutario, aceptando unas reservas indispensables para el territorio de 600 Hm3 y aludiendo al fin del trasvase con mayor o menor claridad en preámbulo del Estatuto que es igual pero no es lo mismo que aparezca en el articulado o en algunas de las disposiciones.
Socialistas y populares rompieron el entendimiento y ambos han acudido por separado con sus enmiendas a la comisión mientras se prepara una manifestación levantina de socialistas y populares contra la caducidad del trasvase Tajo-Segura que consideran vital para su desarrollo sobre todo desde que el del Ebro pasó a mejor vida para contento de nacionalistas, ecologistas y aragoneses que los hubo contra la gran donación en defensa del ecosistema del Delta.
Y en estas estamos. Si la política es el arte de lo posible, también es la chapuza de lo imposible cuando se conjuga en clave de interés semigeneral. Un gran pacto de Estado sobre el agua es algo tan normal y común que causa espanto que aún no se haya llegado a él y cuando se consiguió se hizo sin ser Pacto de Estado porque no se contó con el apoyo de los socialistas y nacionalistas no quieren saber nada del Estado que hace un Pacto de Estado porque se consideran diferenciales y ajenos al Estado que pacta. País, como diría Forges.