{mosgoogle}Pues bien, esa concentración, transcurrió, durante hora y media, de forma totalmente pacífica. No se quemaron contenedores ni se rompió ni un solo escaparate. Aunque se llegó a recordar al adolescente muerto hace unos días por un disparo de la policía griega, nadie la tomó con los cajeros, los escaparates, ni se tiraron ladrillos a las comisarías de Ciudad Real. Y los allí presentes eran todos, sin excepción, antisistema. Y es que antisistema hay muchos. Antisistema es todo aquel que se posiciona, de alguna manera, contra el “Sistema”. Una parte de ellos lo hacen, por ejemplo, para intentar cambiar aquellas consecuencias del funcionamiento normal del Sistema que vulneran los derechos de las personas. Es decir, antisistema es quien actúa contra el paro, la precariedad laboral, la siniestralidad laboral, la pobreza, el hambre, la miseria, la falta de vivienda digna… o también, entre otros muchos y variados motivos, contra nuestro demencial Sistema educativo o el creciente déficit democrático (los que trabajan por la democracia, allá donde esta brilla por su ausencia, también son antisistema). Y es que el “pack” de los actuales sistemas de gobierno contiene algunos aditivos que no son en absoluto deseables. Salvo para los que no los padecen, naturalmente.
Hay otros “antisistema”, claro. Los hay que aprovechan las manifestaciones, así como otras situaciones, como las celebraciones deportivas, para dar rienda suelta a sus instintos violentos. También lo son el resto de los delincuentes. Pero no es de esos “antisistema” de los que estamos hablando aquí.
Los otros antisistema, los que defienden los derechos de las personas, actúan de formas muy variadas. Algunos participan en concentraciones, manifestaciones o huelgas. Otros trabajan directamente con los más necesitados, ayudando en lo que pueden, donde pueden, aquí o en los países del tercer mundo, a veces incluso jugándose, y alguna vez perdiendo, sus vidas. Otros se movilizan para defender el medio ambiente, tan castigado por el Sistema. Otros intentan poner en práctica otros modelos de sociedad, viviendo de forma diferente en la medida en la que el Sistema lo permite. Otros actúan a nivel político, intentando sacar adelante opciones alternativas al actual sistema “partitocrático”, que no democrático. Otros otorgan su voto en las elecciones a los partidos no oficiales, o votan en blanco, o protestan absteniéndose. Y, finalmente, es cierto que otros, una minoría, recurren al vandalismo o la violencia. La violencia es inherente al ser humano, y siempre va a haber casos así, es inevitable. Lo de responder a una bofetada poniendo la otra mejilla no es tan sencillo; algunos, al recibir las “bofetadas” del Sistema, simplemente reaccionan, a su vez, devolviéndolas.
Afortunadamente, de estos últimos, en Ciudad Real, si existen, no tenemos noticias. Desafortunadamente, los demás antisistema, los que no recurren a la violencia, dentro del conjunto de la sociedad, son igualmente una minoría. También en Ciudad Real. Y así, el Sistema, gana. Las consecuencias, las que vivimos cada día. Y las que nos quedan.