{mosgoogle}El primen enigma literario que podemos observar en la obra de Cervantes aparece ya en su primer libro, la Primera parte de la Galatea (1585), donde (en su Sexto y vltimo libro) y ya acercándose a sus páginas finales se plantean entre los pastores ocho preguntas (adivinazas) que han de ser formuladas y resueltas en orden, se llama jugar a preguntas y respuestas, o a qué es cosa y cosa o, entre los niños, a qué es cosi-cosi. La quinta de ellas tiene gracia porque la respuesta es la propia respuesta (la solución de la adivinanza es la propia adivinanza), es así:
Elicio
Es muy escura y es clara;
tiene mil contrariedades:
encúbrenos las verdades,
y al cabo nos las declara.
Nasce, a veces, de donaire,
otras, de altas fantasías,
y suele engendrar porfías
aunque trate cosas de aire.
Sabe su nombre cualquiera,
hasta los niños pequeños;
son muchas y tiene dueños
de diferente manera.
No hay vieja que no se abrace
con una destas señoras;
son de gusto algunas horas:
cuál cansa, cuál satisface.
Sabios hay que se desvelan
por sacarles los sentidos,
y algunos quedan corridos
cuanto más sobre ello velan.
Cuál es nescia, cuál curiosa,
cuál fácil, cuál intricada,
pero sea o no sea nada,
decidme qué es cosa y cosa.
Y en la última pregunta un acontecimiento dramático pastoril impide dar la solución que parece quedar como para más adelante y finalmente es olvidada o relegada para la siguiente entrega (la segunda parte de la Galatea, prometida hasta el final de los días del autor y jamás publicada) y en definitiva nos quedamos sin saber la solución. Se trata pues de un juego muy completo de adivinanzas y con sus intríngulis y todo. Este hecho ha sido poco o nada señalado y menos comentado y como consecuencia de esto nadie en 429 años nos ha podido proporcionar la solución. Su siguiente libro, 20 años después, el Quijote en su 1ªparte, comienza con una frase sospechosa de contener una adivinanza, el lugar olvidado de decir, y en la 2ª parte del Quijote vemos aparecer otro enigma, quién fue Avellaneda, que también ha hecho correr ríos de tinta, no así la adivinanza olvidada por todos de resolver que ha pasado desapercibida al gran público y a los escudriñadores cervantistas más detallistas y avizores. Ésta octava y última de las adivinanzas es así:
“GALATEA
Tres hijos que de vna madre nascieron con ser perfecto, y de vn hermano era nieto el vno, y el otro padre; y estos tres tan sin clemencia a su madre ma[l]tratauan, que mil puñadas la dauan, mostrando en ello su sciencia.
Considerando estaua Blanca lo que podia significar la enigma de Galatea, quando vieron atrauessar corriendo, por junto al lugar donde estauan, dos gallardos pastores, mostrando en la furia con que corrian que alguna cosa de importancia les forçaua a mouer los passos con tanta ligereza, y luego …” .
Y luego, desde aquí hasta el final, se olvida el asunto de los tres hijos tan perfectamente crueles con su madre y que a la vez se mostraban tan científicos dándola mil puñadas. Es lo primero que hay que adivinar y después ya sólo queda adivinar el lugar de la Mancha (si no lo son todos los pueblos de la Mancha a la vez y la adivinanza en realidad no existe) y la identidad de Avellaneda (aquí sí, alguien tuvo que ser).
El segundo de los enigmas, el lugar de la Mancha, ha sido hoy día definitivamente identificado, aunque de forma extraordinariamente acientífica, muy discutible y por demostrar, y con argumentos colgados en trémulos alfileres, por el erudito historiador galo Pierre Menard, según los análisis realizados sobre documentación suya recientemente aparecida, aun inédita y que se pretende presentar poco a poco, con cautela y con la parsimonia debida, en su debido momento.
El tercer enigma también ha sido finalmente desentrañado, en medio de una cascada de novelas policíacas sobre el caso Avellaneda, el encargado de realizar la edición y notas del EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA dentro de la campaña "UN QUIJOTE, UN EURO" de la Biblioteca IV Centenario, el eminente filólogo y sabio insigne José Luís Pérez. López, catedrático de Lengua y Literatura de la Universidad de Castilla-La Mancha puso algunas notas de José López Navío en las que se señalaba a Pedro Liñan de Riaza como gran sospechoso de haber escrito el apócrifo Quijote.
Ese mismo año se produce un acontecimiento, histórico, al publicar el citado J. L. Pérez López un ensayo titulado “Una hipótesis sobre el Don Quijote de Avellaneda: De Liñán de Riaza a Lope de Vega“ (2005) así como otro “Lope de Vega, Pedro Liñán de Riaza, el dios Cupido y Avellaneda” (2005), y más tarde “Nuevos poemas atribuibles a Pedro Liñán de Riaza” (2007) y “La verdad en la historia y la verosimilitud en la literatura: el sintagma "Libros de caballerías" en el Quijote y un episodio poco conocido en la vida de Lope de Vega” (2007), en estos ensayo se van presentando pruebas de que la sospecha que cae sobre Liñan es más seria de lo que parece, a pesar del hecho de que la muerte de éste se produce dos años después de la 1ª edición del Quijote, esto es en el año 1607, por lo que el manuscrito estaría durmiendo hasta 1614, siete años después, y después una mano invisible (Lope de Vega, quizá ayudado por Medinilla u otros) hace aparecer en imprenta, con algunos cosidos (Lope) al principio y al final y todo el prólogo, que es jugoso, el texto olvidado del difunto Liñan.
Complicado pero tras las pruebas y comentarios de Pérez López perfectamente explicado, y en mi opinión definitivamente resuelto. Referencias y pruebas si las quieren en los sobredichos ensayos y si quieren más los podrán encontrar en Antonio Sánchez Portero que paralelamente a Pérez López ha trabajado en la misma hipótesis y señala y da mucha importancia a una indirecta, que se pasa de marrón oscuro, al final, ya en la despedida, de la 2ª parte del Quijote de Cervantes, es en este párrafo:
“Para mí sola nació don Quijote, y yo para él : él supo obrar y yo escribir, solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió o se ha de atrever a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, …”. Verdaderamente pasa a ser una alusión prácticamente directa a la identidad oculta de Avellaneda que unida a los razonamientos de uno y otro autor dan por concluido el enigma, a la lectura de sus escritos me remito y dejo la cuestión por ahora.
Respecto al segundo enigma, la aldea del Quijote y Sancho, debo retomar la peregrina cuestión con todas las precauciones posibles, pero debo decir que la tesis de Menard es que se trata de un pueblo nunca sospechoso ni citado por nadie, en la dirección opuesta a donde todo el mundo pensaba (excepto A. Blázquez, que se inclina por la ruta noroeste, cerca de Quintanar y José Terrero que la sitúa en el camino de Toledo a Murcia) y no olvida decir su nombre, se trata de Urda, cerca de Puerto Lapice por el noroeste, y esto es defendido con valentía y no sin cierta osadía. Según él las razones básicas que se dan para identificar el lugar son las siguientes:
1ª) A don Quijote lo daba el sol en la cara en su primera salida en un día de los calurosos del mes de julio dirigiéndose a Puerto Lapice, eso indica una procedencia del oeste y a una distancia de unos 40 Km., justo donde está Urda.
2ª) En la segunda salida, esta vez con Sancho Panza, recorre el mismo camino, se encuentra con unos molinos de viento (los de Consuegra y Madridejos) a unos 10 o 15 Km. del lugar de partida, pero para esto se necesita un pequeño desvío hacia el norte (a unos dos Km.) cosa que explica diciendo que en ese momento el sol les daba “a soslayo“ y no como en la primera (en la que al hidalgo el sol le causaba “más pesadumbre“, luego le daba de frente).
3ª) En el primer regreso, con Puerto Lapice necesariamente a su espalda, se encuentra con unos mercaderes toledanos que van a comprar seda a Murcia. Si trazamos una línea desde Toledo a P. Lapice y calculamos unos 40 Km. desde este último pueblo nos encontraremos con Urda.
4ª) Todo un prólogo para explicar que como nadie le hace unos versos iniciales los tiene que hacer él mismo. Los primeros y extraños versos que aparecen (son de pies cortados y muy misteriosos) se titulan “Al libro de don Quijote, URganDA la desconocida, y ahí se habla de unos “indiscreto hieroglíficos” y de no “fijarse en dibujos“.
5º) Cuando don Quijote llega molido a palos a su aldea tras su primera aventura pide al ama que mande llamar a la maga Urganda, que con sus famoso ungüentos curaba cualquier mal, y poco después el ama le dice que no se necesita a esa urgada, jugando con el nombre de la maga.
6ª) Si se observa bien en una edición princeps (se recomienda la de 1608) el dibujo que aparece en la “E” capital del comienzo de la narración “En un lugar de la Mancha …” se puede encontrar una posible pista para resolver este curioso jeroglífico del lugar ya que aparecen camufladas cuatro letras: U, R, D, A. Todo esto lo complica mucho Menard (demasiado en mi opinión) con una extraña demostración de una posible relectura de la profecía del barbero a don Quijote en la jaula de madera, donde por métodos sorprendentes y de dudoso academicismo llega otra vez al nombre de Urda, en un inaudito consorcio de una paloma tobosina (que resulta ser la mano zurda) y el león manchado de que se habla, de donde saca que cuando yoguiren en uno se vería LEO(NZ =T = yoguir en uno)URDA.
7ª) En la segunda parte del libro, una vez derrotado en Barcelona y de regreso a la aldea, pide permiso al Duque para continuar camino ya que es más propio de vencidos caballeros habitar en una çaURDA que no en reales palacios.
8ª) En su último libro (Persiles) desde el Quintanar llegan a un pueblo “de cuyo nombre no me acuerdo (así, en presente de indicativo)” tras una curiosa introducción a esta parte y donde se cuenta que hay dos alcaldes y uno de ellos ha estado cautivo en Argel (como Cervantes). Urda tenía dos alcaldes en aquella época pero además los nombres de dos regidores, Berrueco y Crespo, se corresponden con los pocos nombres que Cervantes asocia con el lugar de la Mancha en el Quijote. El apellido Cervantes también se corresponde con el de uno de los dos alcaldes que había en Urda en aquella época y fueron muchísimos los alcaldes de Urda con ese apellido, así como hay algún Crespo. En la confluencia de este pueblo con el Camino de la Ventas (Toledo-Sevilla) aparece la Vega de Esquivias y las Casas de la Vega de Esquivias, están en lo que ahora es la antigua Estación de Urda. Este pueblo perteneció a Alcázar de San Juan y éste a Montiel, lo que también coincide con lo que se dice en el Quijote, que al salir de su aldea hacia P. Lapice se encontraba en el Campo de Montiel o en sus contornos. Entonces se podría decir que no mentía Cervantes, porque los campos de Montiel comenzaban en los mismos términos municipales de Alcázar de San Juan, y conociendo como conocemos, que este comprendía el lugar del hidalgo, nada se contrapone geográficamente con la aseveración de lo novelado por Cervantes. Para más coincidencias tiene una cuestecita que subir y luego bajar para llegar a él desde Barcelona, tal y como se afirma en la última llegada, y además está rodeado de hermosas carrascas que podrían corresponderse con las mejores bellotas de la Mancha que según le habían asegurado a la duquesa eran famosas las de allí por su tamaño.
Todo esto ha sido explicado muy rápido pero si vemos los estudios de Menard más despacio y con más detalles es posible encontrar algo más de sustancia de la hasta ahora expuesta en pistas numeradas sin mucho orden y concierto. Presento ahora una relación comentada de las afirmaciones hechas por el estudioso francés en sus desordenados y casi ilegibles cuadernos, encontrados en una gran caja de cartón y rodeados de ciertos extraños caracteres tipográficos, para ociosos lectores aficionados a estos temas y menudencias, sería tal que así:
Así Menard se fija en una ínfima y sutil pista, una menudencia, un comentario sobre un detallito, un verbo en singular en vez de plural (caminaua) y se puede sacar de aquí una pequeña y precaria pista orientativa. Éste es el pasaje en el que debemos fijar nuestros ojos:
“Acerto don Quixote a tomar la misma derrota y camino que el que el auia tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel, por el qual caminaua con menos pesadumbre que la vez passada, porque, por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigauan.”
Es un dato sobre la orientación del sol en el primer viaje regalada al comienzo del segundo de don Quijote, esta vez acompañado por Sancho Panza, y que unido a la dirección seguida:
“Autores ay que dizen que la primera auentura que le auino fue la del puerto Lapice, otros dizen que la de los molinos de viento;…”(cap.II Q1)
Nos indica que el rumbo es el mismo en los dos viajes pues después de los molinos también llegan a Puerto Lapice. Luego esta segunda aventura, ya con su escudero, ha de ser “la de los molinos de vientos”, y la primera, con nuestro hidalgo en solitario buscando y consiguiendo ser armado caballero por un ventero, ha de ser “la del puerto Lapice”. Y por si había alguna duda se afirma que estas dos primeras aventuras del Quijote, sólo o acompañado, discurren por “la misma derrota y camino que el que el auia tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel”.
Conclusión, por ahora, siempre que el hidalgo sale de su aldea lo hace por la misma dirección, hacia Puerto Lapice. Eso mismo pasará, según se verá, en la tercera y última salida hacia el Toboso. Y sabemos que cerca de la aldea hay una zona de molinos de viento, ya que los avistan al poco de salir por la mañana. Aunque en la primera salida no se dice nada del paisaje ya que el hidalgo iba triste por no haber sido aún armado caballero y caminaba ensimismado (“Yendo pues caminando nuestro flamante auenturero, yua hablando consigo mesmo”), no prestando atención al panorama.
La gran oportunidad que nos proporcionan estos datos es que nos permiten orientarnos desde un punto concreto, Puerto Lapice, y por la dirección en que el sol te castiga con sus rayos se puede deducir de donde ha de venir el Quijote para que vaya caminando “con menos pesadumbre que la vez passada”. Lo cual, a sensu contrario, quiere decir que en el primer viaje caminaba con más pesadumbre que en el segundo. Éste es un detalle gratuito que nos proporciona Cervantes y que pudiera tener interés a efectos de determinar la posición del sol, que parece ser la razón que explica la mayor pesadumbre (“porque, por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigauan”) y mayor fatiga, y que de alguna forma ha de ser una posición más frontal que hiere los ojos, y que el escritor contrapone a la ventaja que implica llevar los rayos del sol molestando la espalda o de lado (a soslayo).
De cualquier manera está claro que en el primer viaje el sol cegaba a Don Quijote, quizá por eso iba ensimismado y mirando hacia abajo sin fijarse en paisajes, mientras que en el segundo le hería menos, bien por ser la hora diferente (a pesar de ser también de las primeras horas de la mañana) o bien porque de alguna forma los rayos venían de lado. Por si queda alguna duda veamos la hora de salida de estos dos viajes:
1ª salida “… vna mañana, antes del dia, que era vno de los calurosos del mes de Iulio, se armó de todas sus armas, subio sobre Rozinante, … , y, por la puerta falsa de vn corral, salio al campo con grandissimo contento y alboroço de ver con quánta facilidad auia dado principio a su buen desseo. Mas apenas se vio en el campo quando …”
2ª salida “vna noche se salieron del lugar sin que persona los viesse; en la qual caminaron tanto, que, al amanecer, se tuuieron por seguros de que no los hallarian aunque los buscassen.”
Vemos que es al alba cuando se producen las escapadas y por lo que respecta a la hora en que el solitario hidalgo había pasado por el mismo sitio un mes antes no podía diferir mucho. Aún así no se excluye un pequeño desvío en algún momento de esa misma derrota y camino ya que se topan con unos molinos de los que no se dice nada en la primera salida.
Volvamos al detalle objeto de atención, caminaua, un verbo en singular que sólo puede estar referido al solitario hidalgo en su primer viaje, y a este verbo está unido a “menos pesadumbre … herirles a soslayo … no les fatigauan.”De todo esto se deduce que el sol está dando más bien de frente al caminante solitario, del cual se dice que: “Con esto caminaua tan despacio, y el sol entraua tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si algunos tuuiera.” ¿Por donde le entraua el sol a Don Quijote, por el cogote o de frente en la sesera? ¿hacia donde se extendía la sombra de Rocinante? ¿no van todas las sombras apuntando hacía el oeste en las calurosas mañanas del mes de julio, y demás meses, en la Mancha y otras latitudes en el mundo?
La cuestión es ¿de qué lugar del oeste viene el que va hacía el este? Y aquí hay que tener en cuenta que en julio en Puerto Lapice el sol sale por Tortosa y se va acercando poco a poco al horizonte valenciano, agachándose al sur al avanzar y cruzar la tierra. Si, yendo al este, primero te ladeas ligeramente al nordeste (mirando a la desembocadura del Ebro) y luego vas girando poco a poco al sur así lograras que te de el sol en la cara el máximo posible de tiempo a lo largo de la mañana. Si este fuera el caso sería posible imaginar en un mapa un punto (Puerto Lapice) y a su noroeste una línea algo curva, por los sobredichos giros, que partiría de un lugar situado a unos 40 o 50 Km. al noroeste, y desde allí se acerca elevándose suavemente y luego cayendo hacia el sureste y llegar al punto, ese sería el camino que siguió el Quijote. Sólo hay que ir a un buen mapa y mirar en esa dirección y distancia y ver si por casualidad en esa zona de los Montes de Toledo hay algún solitario pueblo.
DE TOLEDO A MURCIA PASANDO POR PUERTO LAPICE
En el regreso del solitario hidalgo de su primera salida, ya armado caballero, tras la aventura del pastor Andrés y su amo Juan Haldudo el rico, vecino del Quintanar, prosigue camino a su aldea y …
“… En esto, llegó a vn camino que en quatro se diuidia, y luego se le vino a la imaginacion las encruzexadas donde los caualleros andantes se ponian a pensar quál camino de aquellos tomarian, y, por imitarlos estuuo vn rato quedo, y, al cabo de auerlo muy bien pensado, solto la rienda a Rozinante, dexando a la voluntad del rozin la suya, el qual siguio su primer intento, que fue el yrse camino de su caualleriza. Y auiendo andado como dos millas, descubrio don Quixote vn grande tropel de gente, que, como despues se supo, eran vnos mercaderes toledanos que yuan a comprar seda a Murcia … Apenas los diuisó don Quixote, quando … se afirmó bien en los estribos, apreto la lança, llegó la adarga al pecho, y, puesto en la mitad del camino, estuuo esperando que aquellos caualleros andantes llegassen, …”
Creo que lo de la encrucijada es para despistar, se dice antes y después que Rocinante va pensando en llegar a su establo y estará eligiendo el camino más corto posible. Nuestro hidalgo tiene a su espalda Puerto Lapice (de donde viene) y va de frente a su aldea cando se encuentra con unos toledanos que van a Puerto Lapice para dirigirse después a Murcia. No hay que ser un lince para ver que si trazamos un camino de Toledo a Puerto Lapice en algún punto de este camino se encontraran los toledanos con el recién armado caballero, y la distancia a Puerto Lapice debe ser corta (todo lo que haya podido caminar Rocinante descontando el tiempo perdido en la aventura de Andrés).
Tampoco hay que ser un halcón para vislumbrar que siguiendo por ese camino hacia Toledo se llega a su aldea, que debe estar cerca pues sólo le costó una jornada de rocín hacer la ida completa. Pero no puede continuar porque le han molido a palos y en el suelo no puede levantarse debido al peso de su armadura y así no se le ocurre otra cosa que ponerse a recitar un romance “¡O, noble Marques de Mantua, mi tio y señor carnal! Y quiso la suerte que, cuando llegó a este verso, acerto a pasar por alli vn labrador de su mesmo lugar y vezino suyo, que venia de lleuar vna carga de trigo al molino, … “.
El labrador le lleva en su burro a la aldea y allí en su casa le están esperando su sobrina, el ama, el cura y el barbero, y les dice “Tenganse todos; que vengo mal ferido por la culpa de mi cauallo. Lleuenme a mi lecho, y llamese, si fuere possible, a la sabia Vrganda, que cure y cate de mis feridas.» «¡Mirá en hora maça», dixo a este punto el ama, «si me dezia a mi bien mi coraçon del pie que coxeaua mi señor! Suba vuestra merced en buen hora; que, sin que venga essa Vrgada, le sabremos aqui curar.”
Para ir desde Madrid o Esquivias o Toledo hacia Andalucía Cervantes casi siempre utilizó una vieja ruta que se llamaba camino de las Ventas o camino de la Plata. Desde Toledo se dirigía hacia Mora, Malagón, Ciudad Real y Almodóvar hacia Córdova y Sevilla. Pero paralela a esta ruta había otra que se estaba poniendo de moda, por Aranjuez, Ocaña, Puerto Lapice hasta Despeñaperros (que entonces no existía como puerto, sino que se cruzaba por otros dos puertos cercanos: por el Puerto del Muradal hasta fines del siglo XVI y por Puerto del Rey a partir de esta fecha) .Y para conectar una vía con otra, aparte de la ruta de Consuegra y Madridejos, existía un lugar entre Mora y Malagón donde había un desvío que pasando entre el sur de Consuegra y Madridejos (y de sus famosos molinos de viento) y bordeando la Sierra Calderina (últimos Montes de Toledo) se llega a Puerto Lapice, gran cruce de caminos hoy y entonces y desde donde también salen caminos a Murcia o al Toboso.
Ese desvío conectaba las dos grandes rutas hacia el sur y por ahí podían los mercaderes toledanos encontrar un atajo para llegar hasta los árboles de moreras y gusanos de seda murcianos. Estaría al oeste de Puerto Lapice, exactamente de donde viene Don Quijote con o sin Sancho Panza, y vemos que la sombra y la seda parecen indicar esta dirección contraria a todas las hipótesis sostenidas hasta ahora por los buscadores y descubridores del lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acodarme.
Pero existe un solitario lugar justo en ese desvío y entre 1587 y 1900 se halla entre la lista de sus alcaldes el apellido Cervantes en 22 ocasiones y Crespos en tres (en su último libro, el Persiles, se habla de un sitio cerca de Quintanar de la orden, “un lugar de cuyo nombre no me acuerdo”, que tiene un regidor llamado Crespo), a veces tenían dos alcaldes a la vez y la lista comienza así:
1 Feb 1587 Gonzalo Díaz Guerrero
11 Oct 1587 -1 Dic 1588 Francisco Guerrero y Juan García Crespo
6 Sep 1595 Juan Gallego y Francisco de Lora
Feb 1598 López de Cervantes y Francisco de Lora
1594-1605 Juan López de Cervantes y Tomas Díaz
14 sep 1603 Francisco Lorencio y Fernández
1607 Francisco Lorencio y Juan García Crespo
1607 1608 Juan Gallego
1609 Juan López de Cervantes
21 feb 1612 Juan Gallego
30 nov 1612 Juan López de Cervantes (que sigue hasta 1623), etc.
(También el nombre del otro regidor, Berrueco, aparece en el Persiles y en el Quijote referidos a personas de ese lugar)
Pues bien, el sobredicho pueblo pertenecía a Alcázar (Ciudad Real) y en 1833 pasó a ser de la provincia de Toledo. Las divisiones por distritos provinciales no estaban muy claras en aquella época y Alcázar perteneció al distrito de Montiel en alguna ocasión, en cualquier caso podía estar en sus contornos, lo cual sería una suerte donde verías:
“… el aliuio tuyo en hallar tan sinzera y tan sin rebueltas la historia del famoso don Quixote de la Mancha, de quien ay opinion por todos los habitadores del distrito del campo de Montiel, que fue el mas casto enamorado y el mas valiente cauallero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos …”
A URganDA LA DESCONOCIDA MAS LE CONVIENE ABITAR UNA ÇAURDA
En un lugar de la Mancha, cuyo nombre, si no me acuerdo mal, es Urda, ha mucho tiempo que se produce el fenómeno geográfico estar en el camino de la Plata, entre Mora y Malagón, y tener un desvío al este por el que, tras contemplarse un bello espectáculo de molinos de viento (en aquella época 21 en Consuegra y al lado 11 en Madridejos) se puede llegar a Puerto Lapice en unos 40 o 50 Km. siguiendo la dirección noroeste y luego bajando suavemente y por tanto a tiro de jornada de rocín.
Piense, investigue, planee, trame, teja, deshile desenrede, maquine, aclare, pártase la cabeza, desentrañe, haga lo que sea pero urda algo. ¿hace alguna referencia Cervantes al nombre de este lugar de forma abierta o cerrada, con sutilezas o gracejos? Jamás escribe ese nombre y no da pistas y si muchos despistes. Pero en el prólogo del comienzo del libro hace muchas maniobras para decir que (pobrecito él) su historia no podrá salir a luz porque aunque:
“Solo quisiera dartela monda y desnuda, sin el hornato de Prologo, ni de la inumerabilidad y catalogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse. Porque te se dezir, que, aunque me costo algun trabajo componerla, ninguno tuue por mayor que hazer esta prefacion que vas leyendo. Muchas vezes tomé la pluma para escriuilleé, por no saber lo que escriuiria; y estando vna suspenso, con el papel delante, la pluma en la oreja, el codo en el bufete y la mano en la mexilla, pensando lo que diria, entró a Alcázar deshora vn amigo mio, gracioso y bien entendido, el qual, viendome tan imaginatiuo, me preguntó la causa, y no encubriendosela yo, le dixe que pensaua en el Prologo que auia de hazer a la historia de don Quixote, y que me tenia de suerte que ni queria hazerle, ni menos sacar a luz las hazañas de tan noble cauallero.”
Parece que el libro no podrá publicarse nunca, sobre todo por falta de unos versos al principio, pero no unos versos de cualquiera, de oficiales (del oficio de escritor) amigos no valen aunque los reconozca mejores, han de ser de gente de categoría, y lo cuenta así:
“Tambien ha de carecer mi libro de sonetos al principio, a lo menos de sonetos cuyos autores sean duques, marqueses, condes, obispos, damas o poetas celeberrimos. Aunque si yo los pidiesse a dos o tres oficiales amigos, yo se que me los darian, y tales, que no les ygualassen los de aquellos que tienen mas nombre en nuestra España.”
Pero el amigo gracioso le da una idea que le sacará de este atasco: que los haga el mismo y se invente los nombres, así se lo explica:
“Lo primero, en que reparays de los sonetos, epigramas o elogios que os faltan para el principio, y que sean de personages graues y de titulo, se puede remediar en que vos mesmo tomeys algun trabajo en hazerlos, y despues los podeys bautizar y poner el nombre que quisieredes, ahijandolos al Preste Iuan de las Indias, o al Emperador de Trapisonda, de quien yo se que ay noticia que fueron famosos poetas, y quando no lo ayan sido, y vuiere algunos pedantes y bachilleres que por detras os muerdan y murmuren desta verdad, no se os de dos marauedis, porque ya que os aueriguen la mentira, no os han de cortar la mano con que lo escriuistes.”
Y su única mano (libre del peligro de ser cortada) se lanza a la aventura de preparar unos versos introductorios que parecen tener mucha importancia para él, ha maquinado un prólogo para explicar su existencia y además se ha tomado algun trabajo de componerlos. El primero de este grupo de poemas es uno de pies cortados (se come la parte final) y cuya parte eliminada se muestra entre paréntesis. Se titula Al libro de don Qvixote de la Mancha Vrganda la desconocida, y tiene partes curiosas y oscuras, intrigantes, extrañas, empieza así:
Si de llegarte a los bue-(nos),
libro, fueres con letu-(ra),
no te dira el boquirru-(bio)
que no pones bien los de-(dos).
Mas si el pan no se te cue-(ce)
por yr a manos de idio-(ta),
veras, de manos a bo-(ca),
aun no dar vna en el cla-(vo);
si bien se comen las ma-(nos)
por mostrar que son curio-(sos).
Y, pues la espiriencia ense-(ña)
que el que a buen arbol se arri-(ma)
buena sombra le cobi-(ja), …
Más adelante retomaremos otras partes de este poema, por ahora conformémonos con que son de Vrganda la desconocida, y que ese nombre se parece algo al nombre del desvío en la ruta imperial, siendo lo único que se acerca a una posible referencia velada y sutil si no fuera porque aparece otra en el segundo libro del Quijote, ya derrotado en Barcelona y de vuelta por tierras de Aragón y en casa de los Duques “Don Quixote les suplicó le diessen licencia para partirse aquel mismo dia, pues a los vencidos caualleros, como el, mas le conuenia abitar vna çaurda que no reales palacios.”
Una çaurda (zahúrda) es una pocilga y no es mal sitio para purgar penas, pero al estar asociado a “partirse” y “abitar “, y teniendo en cuenta que está partiendo hacia su aldea y habita normalmente en ella no deja de ser significativo usar este termino.
NO INDISCRETOS HIEROGL(FICOS) ESCONDAS EN EL ESCU(DO), pero sobretodo NO TE FIJES EN DIBU(JOS) NI EN SABER VIDAS AJE(NAS)
Retomando ahora los versos de Urganda en otro lugar vemos que sigue con frases oscuras, tales como:
No indiscretos hierogli-(ficos)
estampes en el escu-(do);
que, quando es todo figu-(ra),
con ruynes puntos se embi-(da).
Si en la direccion te humi-(llas),
no dira mofante algu-(no):
…
No te metas en dibu-(jos),
ni en saber vidas age-(nas);
que en lo que no va ni vie-(ne)
passar de largo es cordu-(ra).
Que suelen en caperu-(za)
darles a los que grace-(jan);
mas tu quemate las ce-(jas)
solo en cobrar buena fa-(ma);
que el que imprime neceda-(des)
dalas a censo perpe-(tuo).
Pero a alguien se le ocurrió no hacer caso de esas recomendaciones y decidió meterse en dibujos buscando indiscretos jeroglíficos, esto es lo que hizo el insigne erudito galo Pierre Menard, el cual investigó éste y otros muchos aspectos del Quijote, su documentación inédita constituye la base de este estudio. En uno de sus cuadernos se encuentra un riguroso estudio de la primera letra que viene escrita en las ediciones princeps, en la “E” capital con la que comienza “En un lugar de la Mancha…” donde aparecen dibujos que pensó que se podría esconder la solución a algún indiscreto jeroglífico.
Pierre Menard debió pasar muchas horas observando detenidamente cada detalle, cada rincón, e incluso llegó a copiar el dibujo hasta tres veces a lápiz y dos más a pluma en uno de sus emborronados cuadernos. Parece que lo que buscaba eran letras camufladas ya que creyó haber descubierto una “A” disfrazada de chimenea en el tejado de la casa que aparece tras la “E”.
En la esquina derecha del grabado parecía verse una especie de “U” (con los rabitos inclinados hacia la izquierda como en la tipografía del libro) entre la torre de la casa y el final del rabo superior de la “E”, y a continuación de la supuesta “A”. En su análisis de la estampa apunta haber encontrado una “R” y una “d” a la vez, puestas apaisadas y en dirección contraria, todo valía, haciendo frontera con la “A”, quiérese decir con la chimenea, por su lado izquierdo, que tocaba la parte superior de la “R” y la inferior de la “d“.
Pero aquí no acaba este asunto, pues no tenía muy claro si se trataba de la “R” o de la “d”, que ambas cosas parecían, pues no pudo o no quiso decidirse si por bacía o por yelmo, también podía tratarse de un baciyelmo o de un caso de “Rd”. Así, buscando y rebuscando esa maldita “D” en solitario, creyó por fin haberla encontrado en la torre de la esquina superior derecha, con un gorrito que sería el tejadillo de la sobredicha torre. Considera que es una “D“ mayúscula y la ventana hace el hueco que ésta debe tener. Sea como fuese opinó que el problema, aunque no muy bonitamente, estaba medio resuelto. Y así se consideró coronado por el éxito en esta aventura de la “E” capital escondiendo vil y ladinamente R A U D.
OTRAS CURIOSAS NIÑERIAS INDIGNAS DE CONTARSE: EL INAUDITO CONSORCIO DE LEONZURDA
Y como las cosas siempre se pueden poner peor, pues una cosa lleva a la otra, y si no quieres caldo, tres tazas, Pierre Menard, vistos los indiscretos hieroglíficos estampados en el escudo en los versos de Urganda , también se fue a fijar en la portada del libro, por si había algún otro jeroglífico escondido en dibujo.
Allí se ve un león dormido con los ojos abiertos y un halcón despierto con los ojos tapados por una caperuza (quizá esperando la luz tras las tinieblas) que está sobre un brazo que sale de entre unas nubes. ¿Qué relación tenía con el enigma? Podría pensarse que mientras uno está dormido con los ojos abiertos el otro esta despierto con los ojos cerrados, así el lema que circunvala el escudo, SPERO LUCEM POST TENEBRAS, no aclara cuál de los dos está esperando salir a la luz tras tantos tenebrosos siglos aguardando una supuesta presa, a oscuras o dormido.
Se acuerda de la profecía que el barbero hace a don Quijote (encerrado en una jaula de madera) donde para que no trate de escaparse y esté tranquilo le dice con voz grave y profunda:
“¡O Cauallero de la Triste Figura, no te de afincamiento la prision en que vas, porque assi conuiene para acabar mas presto la auentura en que tu gran esfuerço te puso! La qual se acabará quando el furibundo leon manchado con la blanca paloma tobosina yogiren en vno, ya despues de humilladas las altas ceruices al blando yugo matrimoñesco; de cuyo inaudito consorcio saldran a la luz del orbe los brauos cachorros que imitarán las rumpantes garras del valeroso padre. Y esto sera antes que el seguidor de la fugitiua ninfa faga dos vegadas la visita de las luzientes imagines, con su rapido y natural curso. “
Así que ya tenemos a Menard especulando sobre un inaudito consorcio, un león y una paloma, pero para mayor chasco en la portada del Quijote no aparece esa paloma sino un oscuro pájaro cetrero, un halcón seguramente, que poco tiene que ver con una blanca paloma, si no es el antagonismo puro, como el de ser ave rapaz y presa, la primera debe atrapar a la segunda, siendo pues enemiga y contraria una de la otra. Pero en el Persiles (cap. XVIII) hay un poema que comienza:
“Huye el rigor de la inuencible mano
Advertido, y encierrase en el arca
…
el dilatado asylo el soberano
Lugar rompe los fueros de la Parca
Vense en la excelsa maquina encerrarse
El leon, y el cordero, y en segura
Paz la paloma al fiero alcon unida,
Sin ser milagro lo discorde amarse, …”
Entonces decidió mirar con más atención esos primeros versos del Quijote, y se lanzó a seleccionar las frases que le parecían más interesantes y convenientes para sus sospechas, pues no iba a notar, curioso, la similitud de su situación, no dando una en el clavo y comiéndose las manos (palabra que aparece cuatro veces en el poema) o viendo otros donde se alcanza la blanca paloma tobosina a fuerza de brazos, pues ¿no es verdad que aparece un brazo?,el izquierdo de alguien, sosteniendo un halcón encapirotado: “alcançó a fuerça de bra-(zos) a Dulzinea del Tobo(so)”.
Y la caperuza, ¿no lleva el halcón una? Escribe en uno de sus comentarios sobre los versos de Urganda como si fueran una especie de guía espiritual, misteriosa pero con poderes esclarecedores, para toda esa historia, donde se debe leer al revés todo lo que pone y dice. No hay que andarse con pies de plomo, hay que sacar a luz papeles, ir a tontas y locas, así acaba el poema de Urganda:
Aduierte que es desati-(no),
siendo de vidrio el teja-(do),
tomar piedras en las ma-(nos)
para tirar al vezi-(no).
Dexa que el hombre de juy-(cio) en las obras que compo-(ne) se vaya con pies de plo-(mo); que el que saca a luz pape-(les) para entretener donze-(llas), escriue a tontas y a lo-(cas).
Antes hay un verso, “Si en la direccion te humi-(llas)” ¿qué puede querer decir? ¿quién habrá de humillarse, el león o lo paloma? Todo esto puede parecer baladí pero esa pregunta significó mucho trabajo para Menard, que se dedicó a hacer innumerables combinaciones de inauditos consorcios entre leones y palomas, y hasta con halcones y gerifaltes. Llego a rellenar innumerable hojas colocando las letras de león para arriba y para abajo, dirigiéndose a las letras de paloma, cruzadas en la “o” y en la “l”, únicas letras entreverables comunes a ambas palabras, que se cruzaban tratando de yoguir en el blando lecho matrimoñesco. Montones de ensayos quitando la paloma y poniendo un halcón, cosa inaudita, u otra idea que tenía siempre buscaba cruzando las letras comunes. Buscó relación con la palabra cetrería y derivados y también lo había intentado con Dulcinea, y hasta con la mano y el brazo que salen entre las nubes y con la caperuza que quitaba la luz al halcón. Puede decirse que lo intentó todo.
Pero un día volvió con otra idea. Pues habiendo leído otro párrafo de la segunda parte del Quijote (QC Cáp. 30) “En la mano izquierda traía un azor, señal que dio a entender a don Quijote ser aquella alguna gran señora, … Corre, hijo Sancho, y di a aquella señora del palafrén y del azor que yo el Caballero de los Leones besa las manos … “ Llegó a pensar que se trataba de un azor mejor que un halcón, e iba en su mano izquierda, lógicamente, pues con la derecha se quita la caperuza cuando es menester hacerlo y se es diestro. Y se encuentra con lo que él llega a considerar otra nueve pista al respecto, se trata de un pasaje en el Quijote de 1615 al final de la dilatada aventura de Clavileño, en el que en una nueva profecía se vuelve a hablar de la blanca paloma y de los pestíferos girifaltes que la persiguen, de los que se verá libre cuando Sancho se dé los azotes estipulados, tras los cuales quedará la paloma en los brazos de su querido arrullador, tal y como ordena Merlín: “… la blanca paloma se vera libre de los pestiferos girifaltes que la persiguen y en braços de su querido arrullador, que assi estâ ordenado por el sabio Merlin protoencantador de los encantadores.”
Pero qué quiere decir eso de “en los brazos de su querido arrullador”, ¿tiene que ver algo con los brazos?, y lo de “arrullador”, ¿es que el león se convierte en palomo? Le parecía claro que alguna relación con los brazos había de haber, y si era uno de estos quedaba patente que el izquierdo era el que sujetaba con su mano al azor.
Mas un día debió llegar con una inspiración especial, se le ocurrió en malahora la posibilidad de que si la blanca paloma tobosina no fuera definitivamente otra cosa que su mano izquierda, caso ya visto, ahora había decidido que ésta también puede ser llamada la zurda, cual también había visto que Sancho oyó que el ventero se llamaba Juan Palomeque el Zurdo, con su algo de paloma y todo. Anagramatizó este nombre y, teniendo en cuenta que Juan lo vio escrito Iuan (con una “i”) y después de estrujarse la cabeza largo tiempo encontró que clandestinamente se decía: “león y dura, luz ¡qué poema!”. ¿tendría algo que ver dura con raud?
Demasiadas coincidencias, debió pensar. Y hete aquí que en uno de sus ensayos de inaudito consorcio no se le pasó otra cosa por su entreverada cabeza la blanca paloma tobosina era la mano zurda y fue a poner la siguiente figura, con león, humillándose inauditamente al revés, y todo:
L
E
O
T U R D A
Pues creyó a pies juntillas haber resuelto alguna esquina del enigma, la prueba del nueve para él está en las palabras “… Y esto será antes que el seguidor de la fugitiua ninfa faga dos vegadas la visita de las luzientes imagines, con su rapido y natural curso.” El sol es el seguidor de la fugitiva ninfa y las lucientes imágenes son los signos del zodiaco, entre los que se cuenta Leo, pero Ursa, la osa, que puede ser la mayor o la menor, no un signo del zodiaco, esto parece que le daba igual a Menard. Las dos vegadas las relaciona con el cruce, con su rápido y natural curso, de la N final de león y la Z primera de zurda, que no zursa, y no ve la luz de este detalle, que considera menor y no mayor (no es lo mismo urda que ursa). De esta forma ha conseguido “leer“ algo en el dibujo de la portada: leo urda.
Pero esta portada no es exclusiva del Quijote, era una portada que esa imprenta ponía a muchos libros, incluso otras obras de Cervantes, por ejemplo las Novelas Ejemplares, y muchos otros libros de otros autores y temas impresos por Juan de la Cuesta, tenían el mismo emblema como portada.
Así, tiempo después, José de Benito, cayendo en la misma tentación, hacia 1960 descubrió un anagrama según el cual tras “EL CABALLERO DE LOS LEONES” se escondía la vuelta “ES EL AÇOR DEL BLASON, LEELO”. No creo que Menard llegara a saber este caso, pero si lo hubiese conocido lo hubiera considerado sin duda signo y señal inequívoca de que estaba en el camino de la verdad no revelada.
Pierre Menard nunca llegó a descubrir este pueblo cerca de Puerto Lapice sino que buscó en algún diccionario y encontró un pueblo llamado Urdax, en la frontera entre Navarra y Francia, con un monasterio famoso y con una “X” a la que no sabía si darla las gracias o una patada. Estaba demasiado lejos, pero la “X” coincidía plenamente con el cruce de la “N” y la “Z”, aunque su posición no era la que a él le hubiera gustado. Sin estar contento del todo, aún así pensó que nadie había llegado tan lejos en la búsqueda del lugar. Y esto era cierto, nadie había llegado a buscarlo jamás tan lejos, por Navarra, casi en Francia. Se necesitaría un Clavileño volador más que un Rocinante para llegar en una jornada a Puerto Lapice.
LOS ANAGRAMAS NI NOS DICEN CUÁL ES EL LUGAR NI CUANDO SE DESCUBRIRÁ, POR ESO EL ENIGMA DURA
Por último viene lo menos serio de esta historia, es sólo una curiosidad o mejor una casualidad pero si tomamos las letras de la primera frase y las combinamos en anagramas tenemos que pueden salir dos nuevas frases:
EN VN LUGAR DE LA MANCHA, DE CUYO NOMBRE NO QUIERO ACORDARME, NO HA MUCHO TIEMPO QUE VIUÍA UN HIDALGO DE LOS DE LANÇA EN ASTILLERO, ADARGA ANTIGUA, ROZIN FLACO Y GALGO CORREDOR.
=
EN VN LUGAR DE LA MANCHA, DE CUYO NOMBRE NO QUIERO ACORDARME, NO HA MUCHO TIEMPO QUE VIUÍA UN HIDALGO DE LOS DE LANÇA EN ASTILLERO, ADARGA ANTIGUA, ROZIN FLACO Y GALGO CORREDOR.
=
1º) QUE LUGAR DE LA MANCHA CUYO NOMBRE NO +
2º) ACRARMETIEVUAUNGDELSASE + ODMPOIÍHIDALOOTILLRO
(=Miguel Cervantes Saavedra) +
3º) EN VN DE QUIERO NO HA MUCHO DE LANÇA EN ADARGA ANTIGUA, ROZIN FLACO Y GALGO CORREDOR
=
EL ANAGRAMA DICE QUE EL LUGAR DE LA MANCHA, ALDEA POR MUCHO HONOR, CUYO NOMBRE FINGÍA NO
RECORDAR EL AUTOR,
NI DIGO CUAL, NI DIGO QUANDO, HOY LO CONTÓ MIGUEL CERVANTES SAAVEDRA
Y también =
EL ANAGRAMA DICE QUÉ LUGAR
PERDIDO DE LA MANCHA,
CUYO NOMBRE FINGÍA
NO RECORDAR EL AUTOR,
Y ALGO QUE, COMO NINGUNO HALLÓ Y NO HA DICHO,
¡DURA! LO CONTÓ MIGUEL CERVANTES SAAVEDRA
Como vemos el enigma lo que es durar dura mucho, y el que quiera que no dure ¡que urda!
Concluyendo ¿qué hacen esas letras escondidas en una E? ¿hacia donde se orientaba la apesadumbrada sombra del Quijote la mañana de su primera escapada? ¿cómo, saliendo de Puerto Lapice, te puedes encontrar a alguien que va de Toledo a Murcia si no vas hacía el oeste o mejor al noroeste, nunca al este? y a una jornada de rocín en esta dirección sólo hay un lugar posible.
¿Cuál es el lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme?
Adivina adivinanza
¿de donde venía Sancho Panza?
Fernando Álvarez Junco