{mosgoogle}En lo que llevamos del año 2008, en España sesenta mujeres han perdido la vida a manos de sus parejas o ex parejas, tres más que el año pasado por estas mismas fechas. Sesenta mujeres que, por desgracia, han engrosado la ya demasiado larga y negra lista de la violencia de género. Sesenta mujeres para las que hoy, en el Día contra la Violencia de Género queremos tener un recuerdo muy especial y decir que su muerte no debe ser estéril. Como tampoco lo deben ser las graves secuelas que arrastran miles de mujeres a consecuencia de haber sufrido malos tratos.
No, todo este sufrimiento tiene que servir para que toda la sociedad alce su voz y se sume al lema con el que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha querido conmemorar este día: “Unidos para poner fin a la violencia contra las mujeres” porque esta lacra es un problema de todos.
Porque atajar la violencia contra las mujeres es una responsabilidad de todos, de la sociedad en general y de las Administraciones competentes que deben ser capaces de articular las medidas urgentes y necesarias para que ni una sola mujer más pierda la vida o tenga que vivir día a día llena de angustia y temor a causa de los malos tratos por el simple hecho de ser mujer.
Precisamente en estos días aparecía una información que nos debe llevar a hacer una profunda reflexión en cuanto al grado de sensibilización y concienciación que una sociedad del siglo XXI como es la española debe tener sobre un problema tan sangrante como éste. Tan sólo el 0,4% de los hombres españoles y el 2,3% de las mujeres españolas consideran un problema grave la violencia de género. ¿De qué han servido entonces todas las campañas que se han llevado gran parte del presupuesto del Estado dedicado a la violencia de género? Es evidente que no han servido de mucho porque quizá no han sido capaces de expresar la verdadera tragedia de las mujeres que sufren el maltrato.
Hace ya más de tres años que se aprobó en España la Ley de Medidas Integrales contra la Violencia de Género pero el número de fallecidas por esta causa no se ha reducido y la violencia machista sigue ocupando casi a diario la sección de sucesos de los medios de comunicación porque los medios judiciales, policiales y de atención a las víctimas siguen siendo insuficientes.
Muchas mujeres siguen sin denunciar o retiran la denuncia porque no confían en que realmente alguien las pueda proteger ante el ataque más fiero de su agresor, ante el ataque que puede acabar con su vida. Diez de las mujeres fallecidas este año habían presentado denuncia y otras trece de esas mujeres tenían alguna medida de protección sin que, en estos casos, les sirviera de nada.
Hoy se hace, por tanto, más necesario que nunca reivindicar que el Gobierno Central y las Comunidades Autónomas no escatimen ningún esfuerzo a la hora de dedicar más dinero y más recursos a acabar con esta lacra social: más juzgados exclusivos de violencia de género, más efectivos policiales dedicados a la protección de las víctimas de género y una revisión de las campañas de sensibilización de manera que sean más efectivas a la hora de concienciar a la sociedad.
Todo ello, dentro de una revisión de la Ley de Medidas Integrales contra la Violencia de Género de manera que se convierta en una herramienta realmente efectiva para luchar contra esta lacra que debe desaparecer de la vida de las mujeres en España y en todo el mundo porque la violencia de género no debe tener cabida en la sociedad del siglo XXI.