De humores y difamaciones

Google me ha confirmado que existe un Observatorio de Antidifamación Religiosa y ésa ha sido la gota que ha colmado el vaso: Nata, tienes que ser redactor ciudadano en miciudadreal.es. No se hable más. Después de que el vaso desbordase he pensado que qué carajo pinto yo en esta página si lo mío son los caracoles y si, además, en el supuesto caso de que alguien me conozca por aquí, será por haber sido la promotora de la “quedada o butifarra” en torno al caso “Carlos Otto”, lo cual no dice mucho en mi favor dado el éxito de la convocatoria. Convocatoria en la que, dicho sea de paso, antes de quedar o butifarrear, primero se convocaba a la redacción de un manifiesto.

No obstante, tengo a bien pedir permiso para participar de esta página porque creo que nunca está de más considerar la visión de, en líneas generales, un antisistema. Les prometo no llamar a la Revolución ni a la quema de banderas y les ofrezco, también en líneas generales, eso que ─entre otras cosas─ le falta al Observatorio de Antidifamación Religiosa: un poquito de humor.

{mosgoogle}¿Están al tanto de lo sucedido con la serie de ciencia ficción de tve2, “Plutón Verbenero”? Resulta que uno de los personajes, el malvado androide Roswell dice de la Capilla Sixtina que “aquello no era más que una sauna de chuloputas” y el tal Observatorio de Antidifamación ha puesto el grito en el cielo por lo que considera una grave ofensa y recomienda a RTVE que corten la emisión de la serie.

El tal Roswell es el malo más malo de toda la galaxia, por lo visto ha llegado a decir incluso que “Shakespeare escribe teatrillo para viejas”. Si Roswell supiese de literatura sabría que el teatro de Shakespeare no estaba dirigido sólo a viejas y si este Observatorio supiese algo de decoro sabría que, al menos en la ficción, un personaje malo ha de cometer maldades a pecho descubierto. Es cierto que, hasta cierto punto, hablar de la Capilla Sextina como si de una casa de proxenetas se tratase es una atrocidad pero, amigos, así es el androide Roswell: atroz.

Dice el director de la serie, Álex de la Iglesia, que «Suficiente daño han hecho las creencias religiosas en la vida real, como para que intenten también controlar el mundo de la imaginación, probablemente el último espacio de libertad que nos queda incólume«.  Y yo también así lo pienso.

Y poco más, sirva esta noticia para introducir “¿Me estaré volviendo punky?” como corresponde: haciendo un llamamiento al humor como elemento fundamental para sobrellevar la agresividad del entorno. No digo que el Observatorio de Antidifamación Religiosa  se parta de risa escuchando al androide Roswell, digo que se lo tome con humor para evitar posibles úlceras en un futuro.