{mosgoogle}Señores, nuestra ciudad necesita una regeneración total y absoluta de sus cimientos más profundos. El primer vuelo de nuestro flamante aeropuerto debería enviar lejos y sin retorno a los empresarios que se enriquecen a costa de los bienes públicos y de las expectativas humanas. Empresarios en quienes los políticos han delegado silenciosamente el destino de nuestra ciudad. En el mismo vuelo debieran partir todos esos políticos que nos (des)gobiernan (ora pro nobis), que callan (ora pro nobis), que no paran de hablar sin decir nada (ora pro nobis), que asienten y consienten (ora pro nobis), que aplican la ley del embudo (ora pro nobis), y que manipulan la libertad ciudadana y los pilares democráticos para hacer de todo ello una excrecencia grotesca. Amén.
Pero nos consta que la caída de Carlos Otto no tiene su origen sólo en esta crítica aeronáutica, sino en su inquieta y molesta tendencia a cuestionar informaciones precocinadas por los políticos de turno.
Señores, lean la prensa local como quien lee un chiste o un catálogo de saldos, porque entre sus páginas se nos vende la misma mercancía de distintas maneras, según conviene a los mercaderes que la editan y a los gabinetes informativos que la generan y distorsionan. A su servicio un colectivo humano de periodistas a sueldo, con la soga en el cuello y con alguno de sus derechos fundamentales fulminados.
Señores científicos, sociólogos, politólogos, antropólogos y jurisperitos…, metan esta ciudad en una probeta. Experimenten con ella hasta dar con su mal primigenio, y ayuden a sus habitantes, convertidos en masa por nuestras fuerzas vivas, a recuperar su condición de ciudadanos.