{mosgoogle}Tengo que reconocer que me emocionó un titular que el diario económico Cinco Días publicó en diciembre del pasado año: “BP construye en Puertollano la mayor fábrica de paneles solares de Europa”. El artículo que encabezaba, hablaba sobre lo que suponía tener en Puertollano a la empresa líder europea en la fabricación y comercialización de energía solar fotovoltaica, además de toda la parafernalia que culminó con la foto de nuestros políticos con ejecutivos de la filial de la empresa petrolera, sellando un acuerdo que de poco ha servido. Ahora, releyendo aquel artículo me surge la pregunta, ¿qué va a suponer para Puertollano que no se radique aquí la empresa líder en energía solar fotovoltaica?
La realidad es que nuestro equipo local de gobierno y sin oposición, ha elegido para Puertollano un neomonocultivo socioeconómico, quizás para bien. Después del monocultivo petroquímico y de la industria auxiliar adyacente, hemos rehusado plantear una diversificación del tejido empresarial, apostando por ese otro neomonocultivo de las energías renovables. Hemos pasado de una dependencia de REPSOL-YPF, ya consolidada, que el tiempo ha demostrado que ha sido socioeconómicamente positiva, a tener como referente y modelo, a modo de miscelánea, a Silicio Solar+Solaria+Renovalia+Iberdrola, etc… Mucho empeño en atraer inversiones muy subvencionadas, grandes compromisos de inversión que suponen, en lo que respecta a productores de energía, un ratio de nivel de empleo e inversión extremadamente bajo. Paralelamente, a esta incipiente implantación en Puertollano, aparecen noticias como la inversión industrial más alta de la historia de España, nada más que 3.200 millones de euros que se van a Cartagena y que generará 6.000 puestos de trabajo en el desarrollo y más de 700 para el funcionamiento. A muchos nos queda la incógnita de si cabía la posibilidad de haber atraído parte de esa inversión hasta la factoría de REPSOL en nuestra población y si para ello, quizás lo único que hubiéramos precisado, era compartir el empeño de nuestros políticos con el que ponen por las energías limpias.
Debemos plantearnos no seguir mirándonos el ombligo y pedir que se nos examine desde fuera. La idea de un observatorio externo, extraterritorial, es hoy, momento de dificultad o desaceleración como dicen algunos, una necesidad, como herramienta para afrontar el futuro.
Yo ya adelanto, contradiciendo lo impuesto por el régimen establecido, que Puertollano no está en crisis. Hemos pasado de ser una “isla” en la economía provincial en situación asintomática, a una ciudad con una crisis, no preocupante, a la que hay que dotar de las medidas necesarias para mantener el desarrollo y no caer al foso. Todo correcto, en relación a las medidas contra-crisis, salvo el incremento del endeudamiento, que roza la imprudencia, desde el punto de vista estrictamente económico. Insisto en la afirmación de que la comarca de Puertollano no está inmersa en una crisis, prefiero denominar esta situación como un “brete socioeconómico”. Brete, de origen estructural de nuestro sistema socioproductivo, que hoy nuestros casi siempre acertados gobernantes confunden con la crisis económica de ámbito supralocal.
Brete socioeconómico muy asimilado a lo que en otra ocasión yo mismo hubiera admitido como crisis coyuntural, desde el prisma económico, pero que con un simple análisis, podemos advertir que tiene un origen estructural. La configuración de nuestro sistema productivo local, ya hacía referencia más arriba a los monocultivos, no es el más adecuado para la tendencia a la globalización económica. Tampoco hemos contribuido a forjar una adecuada distribución laboral por sexos y ya es tarde para rectificar sin asumir las consecuencias. No ha sido suficiente hablar de igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, cuando con las primeras sólo hemos fomentado un empleo pseudosocial: otra contribución más a la desigualdad real y a la descompensación en la que nos hallamos inmersos.
Nuestro equipo local de gobierno ha tardado mucho en reconocer que es más interesante la implantación de muchas pequeñas empresas, que pocas y exigentes grandes empresas, así como de los riesgos que estas últimas conllevan. Hemos oído, porque lo han pregonado a bombo y platillo que podía venir a La Nava BP Solar, MITSUBISHI Electric y muchos nombres del mismo estatus empresarial, acompañados de la grandilocuencia política que éstos requieren. Mientras escuchábamos el nombre de estas grandes compañías, muchas pequeñas empresas de Puertollano hacían lo imposible para salvar las dificultades administrativas y económicas para poder implantarse o desarrollarse; otras muchas pequeñas empresas han visto dormir en los estantes de los despachos de nuestra Administración local sus expedientes de solicitud de suelo, para poder contribuir con su granito de arena al desarrollo de Puertollano. Ahora habrá que desempolvar esos expedientes y cubrir los terrenos que otros han despreciado y poner cara de no ser “plato de segunda mesa”.
La única concesión que nuestra Administración local hacía a las empresas de pequeña dimensión era un parque empresarial, sui géneris donde los haya desde su concepción hasta su concesión, que veíamos como pasaba por vicisitudes varias, hasta su definitivo comienzo, al menos sobre el papel. Veremos cual es el desenlace de esta iniciativa y la rentabilidad para el desarrollo de las PYMES que allí se habrían de radicar.
El proteccionismo de nuestros gobernantes locales, que en ocasiones roza el intervensionismo, no está justificado mientras no esté sustentado y avalado por unas pautas marcadas tras un análisis externo de nuestra situación. Más arriba comentaba la necesidad de dejar de mirarnos el ombligo y pedir ser observados por algún foro independiente, apolítico, técnico, que nos garantice una información que conduzca a pautar medidas útiles. Información ésta, que debe estar libre de los convencionales sesgos que contienen las actuaciones de parte, tan nocivas como inconvenientes.
La comarca de Puertollano no está inmersa en una situación susceptible de preocupación, dejémoslo en una llamada de atención para reconvertir nuestros planes estratégicos. Planes que no han de contener otros componentes que no sean el trabajo, el consenso y la tenacidad de luchar por lo nuestro.