La acción ciudadana, un ejemplo

Fernando Lamata.- Un indicador de la buena salud de una sociedad es la solidez de su tejido asociativo, su capacidad para concienciar y sensibilizar a los ciudadanos sobre asuntos que tienen un impacto directo en el bienestar general o en el de los colectivos más desfavorecidos, y su colaboración estrecha con las administraciones publicas para avanzar en una sociedad más justa y solidaria desde una actitud siempre crítica y responsablemente reivindicativa.

En ese sentido, Castilla-La Mancha tiene una espléndida salud ciudadana, con una red de asociaciones donde los castellano-manchegos colaboran con las administraciones públicas para impulsar proyectos e iniciativas que mejoren el presente y garanticen un mejor futuro para nuestra región. Una red que cuenta siempre con el apoyo del Gobierno del presidente Barreda, cuya prioridad absoluta es trabajar todos los días en coalición con la sociedad, codo a codo con los ciudadanos de esta tierra.

Y un área especialmente sensible de esta colaboración ciudadana en Castilla-La Mancha es la atención integral de las personas que padecen algún tipo de trastorno o enfermedad mental para que tengan una asistencia adecuada y para desterrar el estigma y la discriminación social que sufre todavía este colectivo.

{mosgoogle}Por eso, es un acierto que la Federación Mundial para la Salud Mental haya elegido como lema del Día Mundial de la Salud Mental de este año convertir la salud mental en una prioridad global y mejorar los servicios a través de la reivindicación y la acción ciudadana.

En Castilla-La Mancha ya lo hacemos así: la salud mental es una prioridad en la acción de Gobierno y nuestro mejor colaborador para llevarla a cabo son las asociaciones de familiares y enfermos.

Una cooperación leal que nos ha permitido aprobar de manera consensuada sucesivos planes regionales de salud mental que están ajustados a la realidad de cada momento, el último de ellos en 2005, vigente hasta 2010, y con un presupuesto que ronda los 200 millones de euros, para que las personas que sufren trastornos mentales y sus familiares puedan desarrollar una vida plena y normalizada integrada en su comunidad, con una red de servicios asistenciales y comunitarios acordes a las necesidades de cada uno de estos enfermos.

Y no sólo estamos de acuerdo en reconocer la acción ciudadana como motor para mejorar la salud mental como se insta desde la Federación Mundial en su proclama de este año sino también en promover políticas públicas y mejorar los servicios de diagnóstico y tratamiento integral e individualizado, porque son las políticas que el Gobierno de Castilla-La Mancha desarrolla y promueve desde hace más de dos décadas.

Así, nuestra comunidad autónoma está entre las primeras en España no sólo en recursos humanos sino también en dispositivos tanto asistenciales, como rehabilitadores y de integración sociolaboral de estas personas y nuestro objetivo para 2010 es haber incrementado en una década un 120% el número de dispositivos y multiplicar por cinco las plazas destinadas a la atención de los enfermos mentales de Castilla-La Mancha, hasta alcanzar las 3.000 en total. A dos años de acabar la vigencia del Plan de Salud de Castilla-La Mancha puedo decir que esos objetivos están cada vez más cerca de alcanzarse.

Hoy, las personas que sufren alguna enfermedad mental en la región disponen de una de las redes de recursos y dispositivos más completa de España, con una asistencia adecuada y una integración social y laboral cada vez más factible, gracias al apoyo de las asociaciones de familiares, los profesionales que les atiende y el compromiso del presidente Barreda de no dejar nunca solos a los que más lo necesitan. Un esfuerzo conjunto que permite no sólo mejorar la calidad de vida de estos pacientes sino también la de todos los ciudadanos.

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