{mosgoogle}La precaria salud del sistema sanitario tiene que salvarse con un Pacto de Estado por la Sanidad. Estamos de acuerdo con el ministro Bernat Soria cuando propone en el Senado las líneas maestras de ése pacto, con la formación de mesas de trabajo que analicen los problemas más importantes del SNS, entre otros, la escasez de profesionales sanitarios, especialmente enfermeras y enfermeros. No sirven unos acuerdos entre el Gobierno y las autonomías, sino que en éstas mesas de trabajo tienen que participar los sindicatos, con sus alternativas y su visión sobre los centros sanitarios, la gestión de los recursos y los diferentes modelos sanitarios que se están implantando en las diferentes Comunidades Autónomas. La crisis económica nos está enseñando que la política liberal en el sector sanitario no debería llevarnos a una privatización de la Sanidad, sino que el Estado tiene un papel primordial en su buen funcionamiento aunque vigilando la gestión, la buena gestión de todos sus recursos, ya que están financiados con los impuestos de los ciudadanos.
El consenso y el diálogo son claves para introducir los cambios necesarios en el Sistema Nacional de Salud permitiendo, con mayor eficacia y calidad, su perdurabilidad en el tiempo, defendiendo su carácter público. Es una obligación nuestra con las próximas generaciones de españoles.
Nadie cuestiona el respaldo tan grande que tiene el SNS. Sirvan los estudios que se realizan sobre el sistema sanitario. La mayoría de ellos coinciden en señalar el grado de satisfacción de los ciudadanos en su sistema sanitario, la confianza pública en las instituciones sanitarias es mayor que en otras organizaciones sociales; las listas de espera sigue siendo la mancha negra que desprestigia el SNS. Le sigue, la escasez de profesionales sanitarios, con unas plantillas escasas, especialmente en una época en la que se demanda tantos servicios.
Los futuros Presupuestos del Estado, si no se quiere recortar el gasto social, tendrán que hacer frente en la medida de lo posible por incrementar la financiación sanitaria. La cartera de servicios aumenta, se necesitan más profesionales sanitarios, más hospitales y centros de atención primaria, además de asumir las nuevas tecnologías sanitarias en un país que en la última década ha crecido en población de una manera abrumadora, con el peso de una población inmigrante y el envejecimiento de la autóctona, lo que influye de una manera negativa en la sostenibilidad del sistema si no se canalizan nuevas fuentes de financiación.
Sí a unos Pactos de Estado por la Sanidad. Siempre que estén también presentes los agentes sociales, y no sean acuerdos entre políticos con una visión a corto plazo. La crisis es tan contundente que se necesita la aportación de todos, sin excluir a nadie, en la defensa de un sistema público sanitario.