El pasado sábado tenía sintonizada RCM mientras hacía otras cosas y, entre las canciones que ponían, presentaron el título que encabeza este escrito, una hermosa canción de la cantante canaria Rosana. Lo que me evocaba la canción era eso, el deseo que tenemos todos de vivir sin miedo.
A mí lo que me convence son las soluciones reales a los problemas reales. Y, en ocasiones, me encuentro con que hay algunos que parece que agrandan el problema, tratando de meter miedo, al convertir lo particular en general, y después nos ofrecen “su” solución. ¿Cómo se hace eso? Pues se coge un caso en el que un menor haya cometido un delito importante, se le da mucho ringo rango y se propone hacer una ley para rebajar la edad penal de 14 a 12 años. Para algunos puede que eso sea “la solución”, pero los que piensan más lo ven como un parche, mientras que la verdadera solución puede estar en la educación. ¡No vamos a condenar a los niños en cuanto hagan la primera comunión! Pues, como dijo Pitágoras: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.
{mosgoogle}En el caso de la inmigración, que tanto PIB (Producto Interior Bruto) está ayudando a crear en España y tantas pensiones están ayudando al Estado a pagar, nos quieren convencer de que son una fuente de delincuencia (como si los de aquí no supiéramos delinquir) y nos ofrecen la solución del “contrato”. O sea, se coge al inmigrante según llega en su medio de transporte, se le pone delante el papel para que firme y ya está, nos aseguramos de que esa persona se comporte como un buen ciudadano. Ya no hacen falta más leyes. En recientes declaraciones de la Comisaria Europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero, indicaba que se está preparando una política común de la UE en materia de inmigración.
Otra, se toma el dato económico que interesa, no el de toda la legislatura, se convierte por arte de magia en general y se dice que ellos lo harían mejor. No importa que sea un dato que afecta internacionalmente, ¿quién se va a enterar? No se dice, sin embargo, que las arcas de la Seguridad Social han llegado hasta los 51.000 millones de euros, frente a los 15.000 que había al final de la anterior legislatura, por ejemplo. Algo habrá tenido que ver la gestión del actual Ejecutivo, además de los españoles e inmigrantes que trabajamos y cotizamos. ¿Quién no recuerda el “España se rompe” que decían? Bien, pues hasta aquí hemos llegado y sin romperse nada.
Yo me quedo con las cosas buenas, con la alegría democrática de que los que gobiernan lo hayan hecho para todos y me gusta que ayuden a la mujer en todos sus ámbitos (contra la violencia de género, apoyo laboral, a igual trabajo igual salario, paridad, etc.), que se ayude a las familias (desde su creación hasta su sostenibilidad, pasando por la educación), ayudas a la tercera edad (mejora de las pensiones, centros, ley de dependencia…) mejoras laborales (subida del Salario Mínimo)… Y todo esto con superávit en las cuentas públicas. ¿Es o no es para estar alegres? ¿Para qué meter miedo a la ciudadanía? ¿Quién se lo va a creer?