Dicen integración y piensan en discriminación

José Luis Huertas Paredes

La negra, vieja y ancestral España de la que algunos son propietarios por la gracia de Dios, vuelve a resurgir, en esta ocasión, bajo la denominación de Contrato de Integración.

La historia, que siempre debe actuar de recordatorio, nos pretende jugar una mala pasada al poner ante las urnas al Sr. Rajoy, aquel que no mucho tiempo atrás como político de mucho mandar, consiguió batir todos los records del antiministro, congelando los salarios de los empleados públicos, bajando las becas y reduciendo el numero de policías y guardias civiles.

Pero quizás su “mayor logro” haya sido el haber conseguido que se publicara una Ley de Extranjería que reducía los derechos de los ciudadanos inmigrantes, para a continuación, con la indiferencia que le caracteriza, primero abrir las puertas de par en par a la inmigración sin condiciones, después regularizar a algo mas de 250.000 inmigrantes y terminar dejando 700.000 irregulares cuando el peso de las urnas le obligo a dejar el gobierno de la España de Aznar.

{mosgoogle}Este caballero de tan infausta trayectoria, ungido por ser heredero del que fuera su presidente, pretende ahora ganar las elecciones para poner en marcha lo que ha denominado “contrato de integración” que no es en realidad, sino una manera de intentar conseguir el voto de los sectores mas reaccionarios y anticiudadanos extranjeros, para lo cual no duda en plantear medidas selectivas y discriminatorias contra quienes están ayudando a conseguir que la natalidad, la afiliación a la Seguridad Social y los trabajos de menor cualificación, estén creciendo sustancialmente, incrementándose de manera importante y elevando el numero de ocupados.

Pero quizás dolido porque una sentencia del Tribunal Constitucional reconozca a los inmigrantes los derechos que su Ley de Extranjería les quito y olvidando la que fue su radical postura, calificando de verdadero disparate el carnet por puntos que en 2006 propusiera C I U, para el acceso de los inmigrantes a los servicios sociales en Cataluña. No duda en utilizar como estrategia electoral a los inmigrantes, amparándose en falsos mitos o en cuestiones que como el colapso de la sanidad publica, ablación, poligamia, falta de formación,  etc., no solo ya resueltas por la legislación Española, sino que lo que realmente esconden es una carga de prejuicios y actitudes racistas y xenófobas, que solo conducen al establecimiento de marcos jurídicos diferenciadores y a considerar la Declaración Universal de los Derechos Humanos como una especie de cartilla de racionamiento en la que rompiendo con el espíritu y la letra de la propia Declaración Universal, D. Mariano Rajoy se convierta en el gran hacedor que determine o imponga la indiscutible doctrina del pensamiento único, contradiciendo de esta manera que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” y que “toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra distinción

En definitiva, los ciudadanos sensatos, que somos la mayoría, no debemos permitir que propuestas insustanciales, abstractas, y sin sentido, puedan abrirse camino sustituyendo integración y convivencia por discriminación, mano dura y utilización de nuestros conciudadanos venidos de fuera.
 

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