Hace unos días la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Facultad de Ciencias Químicas propició un entrañable encuentro entre jóvenes licenciados de la Facultad y antiguos alumnos y profesores del Colegio Universitario de Ciudad Real.
{mosgoogle}Hace unos pocos días más yo mismo explicaba la contribución del gobierno de España, en la legislatura que termina, al desarrollo tecnológico y cómo el presidente Zapatero ha impulsado reformas en el sistema universitario que lo propician. En estos últimos años el énfasis ha empezado a ponerse en la calidad de la enseñanza y la investigación universitarias y, más recientemente aún, se ha introducido una nueva dinámica de competitividad, diferenciación e integración internacional.
El nivel de la universidad española, del mismo modo que el de la ciencia española, ha crecido espectacularmente pero es necesario un paso más. Un paso en la dirección de la internacionalización de modo que nuestras universidades puedan situarse entre las más atractivas y competitivas de Europa y, por tanto, del mundo, en consonancia con el prestigio internacional que corresponde a nuestro país.
Fruto del cambio legislativo propiciado por el gobierno de Zapatero, las universidades se hallan inmersas en un proceso de adecuación de las titulaciones, de diseño de los planes de estudio en todas las ramas del saber, con criterios nuevos que han de concluir en una formación más pendiente de las necesidades de la sociedad y de los estudiantes que de intereses particulares.
En materia de investigación las universidades siguen representando la mayor aportación del conjunto del sistema español de ciencia y tecnología. No nos falla la calidad de nuestra investigación. No hemos perdido el prestigio internacional de nuestros profesores. Y aunque los presupuestos crecieron de forma relevante en la legislatura pasada, sigue haciendo falta dotar de los instrumentos que aseguren que su labor resulte conocida, reconocida y apreciada.
Pero para conseguir un cambio decisivo como el que estamos considerando hay que actuar desde los resortes disponibles por el Gobierno, sobre los agentes principales del sistema universitario que son los estudiantes, los profesores y las propias instituciones académicas. Hace falta pues una estrategia de conjunto. El principio general que inspirará todas las actuaciones del gobierno de Zapatero y que conformará la Estrategia Universidad 2015 será incentivar a los diferentes actores del sistema para que les resulte interesante y atractivo responder positivamente al reto planteado.
Un gran Acuerdo entre las Administraciones Educativas y las Universidades que permita abordar, en términos reales, el Informe sobre Financiación de las Universidades elaborado por el Consejo de Coordinación Universitaria y, por ello, incrementar el esfuerzo financiero en universidades hasta el 1,5% del PIB, inyectando en el sistema hasta 2.300 millones de euros a financiar entre las Comunidades Autónomas y Gobierno del Estado.
Las prioridades serán fomentar la movilidad con programas de apoyo, especialmente la movilidad internacional de estudiantes y del personal de las universidades, y la competitividad de las universidades españolas en el espacio europeo de educación superior. El objetivo, ahora más concreto, es llevar a nuestro sistema universitario entre los 10 primeros del mundo.
Vuelvo al principio. Aquí sabemos bien qué significa la apuesta por la universidad y ahora podemos apoyar un nuevo impulso a su desarrollo. Conociendo la transformación producida por el gobierno Zapatero en estos cuatro últimos años, las expectativas de éxito en esta nueva etapa están muy bien fundamentadas. La confianza depositada en el sistema universitario está dando buenos frutos, se trata ahora de renovarla y aportar unos recursos suficientes para situar a España, también en este ámbito, en su lugar en el mundo.