El maestro Francisco Umbral, destacado artista del arte de “Cúchares”en esta nuestra piel de toro, afamado animador de tertulias literarias, gran escritor y sobre todo “vomitador” en columnas de primer orden, ha tocado techo con fecha de hoy, al fallecer esta madrugada, de la mejor forma en la que debe morir un maestro: ¡en el ruedo!
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Otro estoque y en mal momento, le robó a un hijó con 6 años. Algo tendría que ver esta fea cicatriz, de una herida nunca cerrada y quizás rebosante de pus, en un carácter agrio, que afortunadamente, no le dejaba espacio para el cinismo.
Tal como lo veía, lo contaba. Aunque solo sea por eso, muchos deberían quitarse hoy el sombrero al paso del féretro.
Veo, desde un campanario que me enseña la meseta sur, con todas sus arterias y venas, una larga cola, a la puerta de un diario con sede en Madrid, de hombres y mujeres, hasta ahora vestidos de plata, que juran hasta la saciedad, poseer la misma talla que el ya cadáver.
Que el traje bordado en fino oro del columnista odiado, les encajará a la perfección a ellos y que no habrá de ser tocado por modista alguna.
¡Ardua labor del personal de selección… vive Dios!
¿Y de mi libro cuando hablamos, Sra. Mila? le espetó a Merceditas, viendo como habiendo utilizado su nombre y presencia, para que la audiencia no “zapeara”, los minutos se le iban escapando y de su ultima obra, se hablaría poco o nada.
Los entrevistadores, vieron claro que había que “atarse los machos” cuando se invitaba a D. Francisco a cualquier programa y que no podía ser considerado como relleno. Hay quien dice que fue una gran falta de educación. Yo, solo pienso que vale mas ponerse una vez rojo, que veinte morado y dejar clarito, desde el principio lo que vendes, lo que compras, lo que se pide y lo que se ofrece, mas que nada, por no perder el tiempo con soplapollec… de medio pelo.
Todo lo que se lee hoy en los medios, sobre su vida y milagros es positivo. Se agradece, oiga, por estar ante un cadáver, que aun no se ha enfriado, pero posiblemente algunas botellas de champán, han sido descorchadas, para celebrar esta última corrida de un hombre sincero, aunque si nos paramos a pensarlo ¿a este tipo de personas no debería protegerlos la sociedad? ¿No serán una especie a extinguir?
No dejen ustedes pasar un detalle importante: su familia vive de lo que ellos y ellas escriben y siendo muy fácil rellenar medio folio sin decir nada, pues no señor…¡se empeñan en cantar las cuarenta al lucero del alba y crearse enemigos, unos enemigos que en las reuniones de periodistas de cada año, pasan la mano por el hombro, enseñando una sonrisa acabada en pico… eso, eso mismo que está usted pensando: en pico de buitre de afiladas garras.
A propósito fíjense que cosa mas curiosa: los BUITRES, si están protegidos. ¡Hay que joderse!
Don Francisco Umbral, mis respetos y admiración. No por el camino que usted eligió, sino por como lo recorrió.