El pasado miércoles se cumplían tres años de la celebración de las últimas Elecciones Generales que dieron el Gobierno al Partido Socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Tres años en los que el balance no puede ser más negativo porque ése ha sido el escaso margen de tiempo que ha bastado y sobrado al presidente de la nación para mostrarnos su sinsentido, que no sentido, de Estado.
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La aprobación del Estatuto de Cataluña por el empeño del propio presidente del Ejecutivo de llegar a un acuerdo con los nacionalistas abría un debate territorial sin parangón desde que se creó el Estado de las Autonomías a través de la Constitución de 1978. Con esta reforma, cuya constitucionalidad está aún por resolver, se comenzaba a romper el principio de solidaridad interterritorial entre las distintas comunidades autónomas en lo que respecta, fundamentalmente, a la financiación y a la gestión de las cuencas de los ríos. Un debate y unas reformas que a los ciudadanos, desde luego, les interesaba más bien poco tal y como dejaron patente con su escasa participación en los referendums realizados hasta el momento en Cataluña y Andalucía.
La Ley de Memoria Histórica, otro de los sinsentidos de esta Legislatura no ha hecho más que volver a abrir viejas heridas que todavía no estaban cicatrizadas del todo pero que habían sido curadas con el esfuerzo realizado por todos los partidos políticos y por todos los españoles en el ejemplar proceso de Transición a la Democracia que vivimos y construimos muchos de nosotros, como no podía ser de otra manera, con gran ilusión y mirando al futuro. Un futuro que el señor Rodríguez Zapatero sigue sin ver porque prefiere continuar anclado en un pasado que había quedado relegado ya tan sólo a las páginas de los libros de historia, que es donde debe permanecer.
La larga lista de sinsentidos continúa con la aprobación de leyes como la de Autonomía Personal, más conocida como la Ley de Dependencia, o la Ley Integral de Medidas contra la Violencia de Género que se han basado más en la propaganda con las que han sido anunciadas por parte del Gobierno que en su efectividad real puesto una Ley difícilmente puede cubrir sus objetivos si no se la dota de los recursos económicos y de los medios necesarios.
Y esa lista prosigue con la política económica sin sentido del Gobierno, que a pesar de la bonanza de algunos datos macroeconómicos, no corrige las deficiencias que ya están empezando a notar más de la mitad de los hogares españoles que, según la última Encuesta de Presupuestos Familiares, no llegan a fin de mes. Desde el comienzo de esta legislatura un millón de personas más tiene dificultades económicas debido a la pérdida del 1,7% del poder adquisitivo de los salarios en estos tres años, lo que significa que un hogar medio español necesita hoy 440 euros más al mes para poder comprar las mismas cosas que compraba poco antes de que el señor Rodríguez Zapatero alcanzara la Presidencia del Gobierno.
El sinsentido del presidente Rodríguez Zapatero ha roto también en tan sólo tres años el acuerdo y el consenso en torno al Pacto Antiterrorista y el sinsentido del presidente Rodríguez Zapatero nos ha vuelto a sorprender una vez más -y en esta ocasión ha colmado el vaso de lo que los españoles estábamos dispuestos a aguantar- con el decreto de prisión atenuada al terrorista De Juana Chaos quien, con su huelga de hambre, ha mantenido un pulso del que ha salido victorioso gracias a la debilidad del Gobierno encabezado por su presidente, que no ha dudado en ceder al chantaje y poner de rodillas al Estado de Derecho ante los terroristas, por primera vez en la historia de España. Y ante eso nos preguntamos, ¿cuáles serán los siguientes sinsentidos, las siguientes cesiones?
Más de dos millones de españoles nos manifestamos el pasado sábado para pedir al señor Rodríguez Zapatero que rectifique su política antiterrorista, para que el sacrificio de las cerca de mil vidas que se ha cobrado la banda terrorista ETA no haya sido en balde. Pero el señor Rodríguez Zapatero prefiere ceder ante los terroristas y no ante los españoles.
En estos tres años de mandato, el señor Rodríguez Zapatero ha dado muestras evidentes de su “sinsentido de Estado” y ha capitaneado un “Gobierno sin sentido” que no ha resuelto los problemas que de verdad preocupan a los españoles y que, por el contrario, ha provocado gran inquietud, tanto en aquellos que no lo votaron como en otros muchos que lo votaron y que se sienten tremendamente decepcionados. Ese es, en resumen, el balance de tres años de un Gobierno que, desgraciadamente, lleva a España hacia un rumbo que no sabemos bien hasta dónde puede llegar.
