Dolores Merino Chacón (Presidenta Nacional de AMFAR)
{mosgoogle}
La conciliación de la vida personal, familiar y laboral no es un tema exclusivo de las mujeres, sino que constituye un problema colectivo que afecta a toda la sociedad. El reto de la conciliación pasa por establecer mecanismos de apoyo a la conciliación para mujeres y hombres con responsabilidades familiares, para que no se vean obligados a abandonar su vida profesional, algo que hasta ahora, hacen casi siempre las mujeres, sobre todo en el mundo rural, donde la población sufre más carencias asistenciales y las infraestructuras son más deficientes.
Las zonas rurales necesitan desarrollar servicios de proximidad para el cuidado de menores y personas dependientes, sobre todo de ancianos, ya que el envejecimiento de la población es más acusado en el mundo rural que en el urbano. Las medidas adoptadas hasta el momento nos han equiparado en derechos, pero la realidad social y económica se impone, la desigualdad se mantiene y cuestiona la eficacia de las acciones aprobadas hasta el momento.
En España, el trabajo femenino por cuenta ajena que genera el sector agrario es casi siempre de carácter temporal, sobre todo en regiones como Andalucía, Murcia y Extremadura, que concentran el 83% de las jornadas realizadas, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). La mayoría del trabajo temporal femenino se desarrolla en la industria agroalimentaria, que supone un 41% del total de empleo en el sector (475.000 personas), aunque la feminización del trabajo temporal también ha alcanzado progresivamente al sector agrario, donde las mujeres suponen el 50% de los trabajos subsidiados en la actualidad.
Desgraciadamente en la celebración del 8 de marzo, como en todas las fechas relacionadas con las mujeres, estamos obligados a hacer referencia a la violencia de género. Quince mujeres han sido asesinadas en los primeros meses de 2007 a manos de sus maridos, parejas, novios o compañeros sentimentales. Las cifras y los hechos son intolerables, dignos de vergüenza de una sociedad moderna y democrática como la nuestra, siendo responsabilidad de todos, hombres y mujeres, decir: ¡basta!
El siglo XXI ha traído importantes cambios en todos los ámbitos con grandes repercusiones en la familia y en la sociedad, dos instituciones que desempeñan tradicionalmente el cometido de transmisión de valores e integración social; de ahí la importancia de educar en la igualdad. Es el único camino para equiparar la realidad económica de mujeres y hombres, permitir la conciliación entre vida familiar y profesional, desterrar los estereotipos de género de la sociedad y acabar con la violencia machista. Por todo ello, para la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR) cada día es 8 de marzo.