Todos los días son 8 de marzo

Dolores Merino ChacónDolores Merino Chacón (Presidenta Nacional de AMFAR)

Estos días las Administraciones estatal, autonómica y local multiplican los actos de celebración del Día Internacional de las Mujeres. Como ocurre cada 8 de marzo, la palabra igualdad inunda los titulares de prensa y se anuncian nuevas propuestas para equiparar la situación sociolaboral de las mujeres.  Mientras, la mayoría de las españolas continúan viviendo en una situación de discriminación por el mero hecho de ser mujeres: no tienen las mismas oportunidades de acceso al empleo, asumen mayoritariamente la responsabilidad de las tareas del hogar, del cuidado de los hijos y lo peor de todo: demasiadas mueren a manos de sus parejas o ex parejas.

La mujer sigue siendo discriminada por el hecho de ser mujer. En nuestro país, donde está punto de aprobarse la Ley de Igualdad, las mujeres lideran la temporalidad en el trabajo a pesar de que la cualificación profesional de la mujer nada tiene que envidiar hoy en día a la del varón, incluso la supera en muchos casos: la población universitaria es mayoritariamente femenina y son ellas quienes sacan mejores notas. Sin embargo, la tasa de actividad femenina en el tercer trimestre de 2006 era de 21 puntos porcentuales menor que la del hombre, mientras que el desempleo femenino (11,5%) superaba en 5 puntos al masculino (6,4%). Respecto a la brecha salarial, los estudios sostienen que muchas mujeres cobran menos que sus compañeros varones, bien porque trabajan en sectores menos productivos o en categorías profesionales inferiores. No obstante, también es cierto que en torno a la mitad de las afectadas, la diferencia salarial viene derivada de una situación de discriminación.
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La conciliación de la vida personal, familiar y laboral no es un tema exclusivo de las mujeres, sino que constituye un problema colectivo que afecta a toda la sociedad. El reto de la conciliación pasa por establecer mecanismos de apoyo a la conciliación para mujeres y hombres con responsabilidades familiares, para que no se vean obligados a abandonar su vida profesional, algo que hasta ahora, hacen casi siempre las mujeres, sobre todo en el mundo rural, donde la población sufre más carencias asistenciales y las infraestructuras son más deficientes.

Las zonas rurales necesitan desarrollar servicios de proximidad para el cuidado de menores y personas dependientes, sobre todo de ancianos, ya que el envejecimiento de la población es más acusado en el mundo rural que en el urbano.  Las medidas adoptadas hasta el momento nos han equiparado en derechos, pero la realidad social y económica se impone, la desigualdad se mantiene y cuestiona la eficacia de las acciones aprobadas hasta el momento.

En España, el trabajo femenino por cuenta ajena que genera el sector agrario es casi siempre de carácter temporal, sobre todo en regiones como Andalucía, Murcia y Extremadura, que concentran el 83% de las jornadas realizadas, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). La mayoría del trabajo temporal femenino se desarrolla en la industria agroalimentaria, que  supone un 41% del total de empleo en el sector (475.000 personas), aunque la feminización del trabajo temporal también ha alcanzado progresivamente al sector agrario, donde las mujeres suponen  el 50% de los trabajos subsidiados en la actualidad.

Desgraciadamente en la celebración del 8 de marzo, como en todas las fechas relacionadas con las mujeres, estamos obligados a hacer referencia a la violencia de género. Quince mujeres han sido asesinadas en los primeros meses de 2007 a manos de sus maridos, parejas, novios o compañeros sentimentales. Las cifras y los hechos son intolerables, dignos de vergüenza de una sociedad moderna y democrática como la nuestra, siendo responsabilidad de todos, hombres y mujeres, decir: ¡basta!

El siglo XXI ha traído importantes cambios en todos los ámbitos con grandes repercusiones en la familia y en la sociedad, dos instituciones que desempeñan tradicionalmente el cometido de transmisión de valores e integración social; de ahí la importancia de educar en la igualdad. Es el único camino para equiparar la realidad económica de mujeres y hombres, permitir la conciliación entre vida familiar y profesional, desterrar los estereotipos de género de la sociedad y acabar con la violencia machista. Por todo ello, para la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR) cada día es 8 de marzo.

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