Felipe Medina Santos
Si por mentira entendemos contar hechos que sabiéndose falsos se dicen deliberadamente con afán de engañar, quedaría mermada la descripción. Quedan otros aspectos como son la tergiversación de sucesos, o la ocultación de datos aclaratorios. Todo ese cúmulo de palabras dichas y de otras silenciadas son las que muestran una aparente realidad, aunque ésta no sea cierta. Las mentiras parecen tener más rendimiento que las verdades; éstas últimas no parecen interesar demasiado porque nos llevan a penetrar en todas las intrigas que rodean ciertos hechos. Pero hay más, la mentira se convierte en calumnia cuando hay un objetivo o interés premeditado, sea de índole político, económico, o de la suma de ambos.
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La crispación que está introduciendo el PP en la vida española no tiene como objetivo esclarecer la verdad de nada, sino enturbiar la vida política y social española: religión en la escuela, negociaciones con ETA, estatutos de autonomía, boda entre homosexuales, etc. Más parece que el partido que perdió las últimas elecciones de la Nación no le importa otra cosa que no sea conseguir el poder perdido, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
Decir que el PP nunca entendió la realidad histórica de nuestro país es repetir lo obvio, pero decir que no están dispuestos a permitir que España sea otra cosa de lo que ellos entienden es muy distinto. Me atrevo a decir que el PP pretende realizar en España una involución política de gran magnitud. La cantidad de descalificaciones gratuitas que está sufriendo el gobierno de Zapatero van por ese camino. Parece que hay un rezo permanente en ciertos líderes; “calumnia que algo queda”. Sostuvieron hasta la saciedad que el atentado del 11-M lo había realizado ETA, aún sabiendo que tenían conocimiento, meses antes, de que ciertos grupos radicales islámicos se estaban moviendo por España. ¿Por qué no hicieron caso a dicha información? Aquellos que, jugando a consortes del Imperio, se aliaron con sus tesis guerreras perjudicaron y siguen perjudicando a nuestro país y a los españoles.
Han pasado años y siguen con el mismo estribillo. Entonces sabían que dependiendo de quién hubiese cometido el atentado les beneficiaba o les perjudicaba y ahora quieren mantener las dudas para sacar réditos electorales. Nunca aceptaron la derrota en las urnas y, conocedores del poder de la calumnia, tiran a dar. Pretenden seguir haciendo de la mentira su principal arma de combate para reconquistar el poder. ¿Qué es España sin Ellos?
Curioso es que el escándalo que armaron con el preámbulo del Estatuto catalán, después lo estén aplicando a otras comunidades; a eso se llama puro cinismo. Y qué decir de ETA; esa organización terrorista con la que ellos negociaron, a la que Aznar llamó “Movimiento de Liberación Nacional”, esa organización terrorista a la que, según ellos, dejaron al borde del colapso y que también, según ellos, el gobierno de Zapatero pretende revitalizar; y qué decir del acercamiento de presos etarras que hicieron. Todo se dio por bueno si con ello se lograba que ETA dejase de matar. No fue así y nadie pidió la comparecencia en el Congreso de los Diputados y a nadie se le ocurrió endosarles la culpa del fracaso.
Pero el PP no está solo en ninguna de las batallas que está dando; cuenta con la complicidad de las terminales mediáticas, con la AVT, con los grupos de extrema derecha, y en gran parte, con la jerarquía eclesiástica.
Las palabras que algunos líderes del PP destilan por su boca son falsedades que bien pondrían penetrar en la frontera de la ilegalidad.Que el ala ultra conservadora del PP se ha adueñado del partido es algo que se siente, que se toca; dicha influencia se deja notar en diversos ámbitos de la vida. Aquella visión de centro que dieron para hacerse con el gobierno queda varada por los hechos.
Cierto es que a Aznar le costó mucho hacerse con las riendas del partido y más tarde con el gobierno de la Nación, pero llegó y comenzó a saborear el poder, aceptó gustoso los agasajos de sus fieles seguidores que medraban a la sombra del Presidente. Sabedor de que tenía que negociar con los nacionalismos periféricos catalán y vasco, les concedió el 30% de los impuestos; Felipe González sólo llegó hasta el 15%.Incluso, Aznar hablaba catalán en la intimidad. El poder se le subió muy pronto a la cabeza y nada más conseguir la mayoría absoluta se quitó la máscara de centrista y vimos su verdadera faz. Aznar sigue en el podio irradiando su sombra hacia el partido; es un hombre atravesado por el rencor y dispuesto a hacer lo posible y lo imposible para descabalgar al Gobierno legítimo de la Nación.
La última guinda a todo lo expuesto es lo sucedido con el caso de De Juana Chaos.La dinámica política en que ha entrado el PP excede a cualquier planteamiento con un mínimo de rigor.Esos que declaran defender con ahínco el Estado de Derecho son los primeros en poner en entredicho en una concentración, junto con la AVT, la sentencia del Tribunal Supremo sobre De Juana.
Se le debe explicar a la ciudadanía que a De Juana Chaos se le ha aplicado prisión atenuada-¡no ha sido excarcelado!-siguiendo el Auto del Juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, sin obtener beneficio penitenciario alguno en acortamiento de su pena privativa de libertad.
Sin embargo, el Gobierno de Aznar excarceló entre 1997 y 1999 a una decena de presos etarras, algunos con graves penas, por motivos de enfermedad. Algunas de las excarcelaciones se produjeron en el periodo de tregua que ETA declaró en septiembre de 1998 y rompió en noviembre de 1999.
También, en esas mismas fechas, el Gobierno de Aznar hizo concesiones a la banda terrorista ETA con el acercamiento de presos a cárceles vascas.
Cuando se presta apoyo encubierto a la extrema derecha llamando a la rebelión cívica es como jugar a la ruleta rusa, y con este tipo de juegos se puede acabar de cualquier forma.
El PP quiere “reconquistar España”; esa España eterna que, según ellos, se está desmembrando. Siguen repitiendo las mismas mentiras hasta la saciedad. Debieron perder y perdieron, pero persisten en sus mentiras. La imagen que dieron de partido centrado sólo fue un espejismos.La verdadera faz la hemos conocido desde el mismo momento en que perdieron las elecciones.