Cuando ocurre algo insólito que a todos nos llama la atención, generalmente suele ser algo dramático, pero cuando ese hecho es repetido en un corto espacio de tiempo, es cuando más nos preguntamos: '¿qué está pasando?'
En la región donde vivo y en escasos 6 meses han fallecido 5 abuelos y abuelas. Todos ellos pasaban de los 70 años, pero no ha sido de muerte natural, es por eso que quisiera enviarles una carta:
Veo en los periódicos que las autopistas y sobre todo la incorporación a ellas os están dando problemas, tantos que, por algún motivo, os incorporáis en sentido contrario y cuando os dáis cuenta, ¡ya es tarde!
Vuestras vidas y la de las personas que la casualidad os puso en el mismo carril, pero en contraria dirección, es sesgada de forma absurda.
No importa si sois hombres o mujeres, no hablamos ya de habilidades o facilidad, de algún sexo sobre el otro… no, ¡hablamos de muertos!
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Todos sabemos que habéis sido hábiles y útiles en extremo en vuestras vidas, pero os ruego penséis que la edad nos va mermando a todos poco a poco. ¿Os acordáis cómo corríais con 10 años y cómo a los 40 ya notabais el esfuerzo? Las carreteras cambian el formato, todo es más complicado que antes, y tú que dudas eternamente en la rotonda sobre si te toca pasar ahora o no, que dudas ante una señal, que tienes problemas de vista, que tus reflejos ya no son los de antes… ahora que ya dejaste el tabaco y que tu vida transcurre felizmente, ahora que conocéis a vuestros nietos y estáis locos con ellos, ¿por qué no plantearos dejar de conducir? Y sobre todo, ¡por qué no plantearos no subir nunca, nunca en vuestros coches a vuestros nietos? Por favor, pensad en ello.
Son ya muchos los huérfanos (de padres y abuelos) que por culpa de la carretera observan vacías algunas sillas en la cena de Nochebuena. Sabemos que os creéis perfectamente capaces de conducir, toda la vida lo habéis hecho… ¿por qué ahora no? Bueno, los hechos dicen que no os adaptáis a las nuevas carreteras, frecuentemente os confundís y, o bien conducís a 'vuestra velocidad', o bien improvisáis sobre la marcha en los cruces. Bien, ¡dejemos de engañarnos! Estamos hablando de temas muy serios.
En tu interior sabes que te cuesta cada vez más conducir sin que los demás hagan sonar el claxon y, aunque tú te empeñes en que la culpa es de esos 'locos', sabes que algo tiene que ver tu velocidad o la última maniobra que acabas de hacer sin intermitencia. Habéis vencido al cáncer, y a todas las enfermedades cuyos nombres suenan fatal, habéis conseguido ser longevos… ¿tanto trabajo os cuesta deshaceros del coche o regalarlo a vuestros familiares? Os ruego que os pongáis frente al espejo y digáis en voz alta: '¡conduzco bien, me valgo perfectamente, veo mejor que a los 20 años, oigo al silbido del viento y mis reflejos están a punto!' Y si es así, continua conduciendo, pero nunca pienses pasados los setenta que porque haya una 'panda' de 'funcionarios' que una vez al año te dicen que estás perfecto cuando vas al reconocimiento de renovación de permiso de conducir, que las mentiras no existen. Porque sí que existen. Conducir es algo físico y mental y tenéis setenta y tantos, abuelitos. ¿No es muy triste que vuestros familiares tengan que ir a un tanatorio a ver si sois o no vosotros los fallecidos y ver enfrente a la familia que ha perdido a algún ser querido por culpa de una torpeza vuestra? Por favor, os ruego que penséis en ello. ¡Os queremos