El acceso a una vivienda digna y a un empleo de calidad constituyen dos de las principales reivindicaciones de los jóvenes en nuestra historia reciente. Pero el hecho de que la emancipación joven se haya convertido en el eterno problema por resolver, no significa que todos los gobiernos hayan actuado con la misma sensibilidad en torno a la preocupación de los jóvenes por su emancipación.
Hemos de recordar, por ejemplo, que la ley del suelo del Partido Popular provocó un incrementó del 225% en el precio del mismo en apenas ocho años, y facilitó la especulación urbanística. O cómo decayó la construcción de vivienda protegida, que pasó de suponer un 20% de las viviendas iniciadas cada año a un 8% , con “depresiones” como la de 2002, año en el que sólo un 2% de las viviendas que se iniciaron tenían algún tipo de protección pública. Y tampoco podemos olvidar el incremento en el porcentaje de salario que un español con un sueldo medio tenía que dedicar para acceder a una vivienda – hasta un 52%, el 64% en el caso de los jóvenes.
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Cuando el Gobierno del PP afirmaba que en España se tendía hacia el pleno empleo, nosotros decíamos que en realidad existía un plena precarización del empleo, principalmente del empleo joven, debido a que el crecimiento económico no fue acompañado de un desarrollo social en torno al ciudadano.
De esta forma, los medios para conseguir la emancipación – un empleo de calidad, con estabilidad y derechos, y el acceso a una vivienda a precios razonables- se han convertido en el objetivo legítimo, compartido y prácticamente imposible para toda una generación de jóvenes, que a pesar de ello no renunciamos a construir nuestra vida independiente; es decir, con voz, autonomía y futuro por nosotros mismos.
Por eso comprendemos y consideramos legítimas todas las manifestaciones y reivindicaciones de los jóvenes en torno a su emancipación. Es necesario que los jóvenes sigamos exigiendo a los poderes públicos más y mejores respuestas. Pero al mismo tiempo, consideramos que también es justo reconocer los avances que se han ido conquistando, y que han sido promovidos por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Justo es reconocer al Gobierno de España que haya cogido por bandera el reto de la emancipación joven, y que esté fomentando una nueva política de vivienda y empleo consensuada y participada con los agentes sociales y, por primera vez, con los representantes de los jóvenes.
Así, se ha elaborado un nuevo Plan de Vivienda donde, como novedad, existe un capítulo específico destinado a medidas dirigidas hacia los jóvenes, que suponen el 80% del total de los beneficiarios de las ayudas previstas. Un Plan que nos convierte en objetivos prioritarios de las políticas de vivienda, y que además crea nuevas ayudas y subvenciones tanto al alquiler, como a la compra y a la rehabilitación.
Reconocer que el Gobierno está cumpliendo con su compromiso de promover la creación de un parque de vivienda protegida que permita a todos los ciudadanos acceder a una vivienda digna, y que para ello está utilizando todos los medios a su alcance, incluida la movilización, hasta este momento, de 16 millones de m2 de suelo público estatal, y la modificación de las normativas para evitar el fraude en la compra y venta de las mismas, con medidas como la creación del registro de vivienda protegida.
Como también es justo valorar el paso importante en el camino de la emancipación que ha supuesto la reforma laboral del pasado junio, que implica un verdadero pacto de estado para luchar contra la temporalidad y la precariedad laboral fomentando la contratación indefinida. O destacar la subida del salario mínimo interprofesional, que tanto nos afecta a los jóvenes, que ha pasado de los 450€ en los que lo dejó el Partido Popular hasta los 570€ mensuales actuales, y con el objetivo de situarlo en los 600€.
Sin embargo, desde las Juventudes Socialistas creemos que el importante trabajo que está realizando el Gobierno del PSOE para conseguir que la consecución de la emancipación sea una realidad, y no un sueño utópico para la mayoría de los jóvenes, suponen poner las bases para la solución del problema, pero no son, ni mucho menos, un punto de llegada, sino de partida.
Porque tenemos que hacer más y mejores políticas de empleo y vivienda para los jóvenes, y tenemos que seguir haciéndolas con los jóvenes.
Y una buena oportunidad para volver a comprometernos, como jóvenes políticos, con los problemas reales de los ciudadanos de este país son las próximas elecciones municipales y autonómicas. Una oportunidad para ser más reivindicativos e imaginativos en las propuestas que fomenten la emancipación.
Este momento, en el que la derecha de este país parece estar buscando razones para potenciar la desconfianza hacia la política, es, sin lugar a dudas, el mejor para volver a ilusionar a los jóvenes españoles con propuestas reales y eficaces para su emancipación. Es la mejor fórmula de fortalecer la democracia.