Ricardo Chamorro
La adicción a Internet ha sido encuadrada por algunos psiquiatras como un trastorno denominado «Desorden Adictivo a Internet». También llamada «Internet-dependencia» e «Internet-compulsión», esa adicción se detecta por comportamientos relacionados con Internet que interfieren en la vida normal de una persona, causando estrés severo a su familia, amigos y trabajo.
Cada vez es mas habitual la existencia de personas que, prácticamente, pasan el día entero frente al ordenador, enviando correos, haciendo negocios, jugando, chateando…Este tipo de persona se encuentra perdida sin acceso a la Red y desprenderse de la conexión le produce ansiedad, este tipo de persona puede considerarse, según estos psiquiatras, como un «ciberadicto».
En Estados Unidos entre el seis y el diez por ciento de los usuarios padecen esta supuesta adicción. En este país, mas concretamente en la Universidad de Pensilvania, esta ubicado el consultorio de la psiquiatra Hilarie Cash, donde se tratan pacientes diagnosticados con esta adicción llamado «DAI» (Desorden Adictivo a Internet). Esta psiquiatra ha identificado como síntomas de la DAI la constante preocupación por «estar conectado», así como mentir acerca del tiempo que se pasa navegando por Internet o sobre el tipo de contenido visualizado, además de aislamiento social, dolor de espalda y aumento de peso.
«Si el patrón de uso de Internet interfiere con tu vida o tiene impacto en tus relaciones de trabajo, familiares y de amistad, debes tener un problema», opinión de otra experta en la materia llamada Kimberly Young, investigadora líder de las adicciones a Internet. Young es la fundadora del Center for Online Addiction, con sede en Bradford, Pensilvania, donde funcionan grupos de apoyo a las «ciberviudas», esto es, las esposas de adictos a las relaciones amorosas, la pornografía o las apuestas vía Internet. En opinión de Young, los «ciberadictos» optan por el placer temporal en lugar de las relaciones íntimas y profundas.
Según estos psiquiatras, los enfermos cibernéticos entran en un círculo vicioso, ya que la pérdida de autoestima crece a medida que aumenta su adicción a Internet, lo que a su vez eleva su necesidad de escapar de la realidad y de refugiarse en la red. «La infidelidad vía Internet es el mayor problema que tratamos. Más del 50 por ciento de nuestros clientes son individuos y parejas que sufren sus secuelas» dice Young, autora del libro «Caught in the Net» («Atrapado en la Red»), el primero en abordar el tema del «ciberadulterio». Otros tipos de adicciones son las relacionadas con actividades interactivas como el «chateo», la mensajería instantánea y los vídeo juegos, así como los sitios de apuestas, subastas y compras.
Es importante destacar que existen otros profesionales de la psiquiatría que consideran inexistente este trastorno, basándose, entre otras cosas, en su no aparición en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición (DSM-IV), que es el sistema de diagnóstico psiquiátrico que se utiliza actualmente. Este manual no considera ninguna adicción no química: las adicciones se definen según la sustancia que las causa.
Los comportamientos compulsivos han existido siempre, dice el manual, pero pertenecen a una categoría diagnóstica muy distinta. Estos profesionales, críticos con el diagnostico de esta supuesta patología, consideran que sí, podemos hablar, claro está, de personas que utilizan Internet de manera excesiva; y también de personas que ven la televisión en exceso, y de personas que hacen más deporte de lo normal, incluso de personas que leen más de lo normal para nuestro modo de vida, pero que seria totalmente absurdo llamarlas adictas por ello. Como conclusión la reflexión del doctor Leonard Holmes, que se pregunta cómo pueden algunos estar hablando de utilización patológica de Internet si ni siquiera sabemos todavía qué es un uso «normal» de Internet.
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