Rosario Arévalo (Consejera de Medio Ambiente)
El 17 de junio celebramos el Día Mundial de Lucha contra la Desertización y la Sequía, una fecha en la que recordamos la Convención de las Naciones Unidas aprobada en 1996 con el objetivo de sensibilizar a la opinión pública sobre la necesidad de cooperar para luchar contra este proceso que afecta a 110 países de todo el mundo.
Este mensaje cobra este año más sentido si cabe, ya que vivimos la sequía más intensa de los últimos 60 años. La desertización avanza en España. Algunos científicos dicen que las sequías son cíclicas y no se pueden achacar sólo al cambio climático, pero lo cierto es que la temperatura del planeta aumenta, los polos se derriten y el nivel de los océanos aumenta.
Las causas de la desertización son muchas, algunas naturales y otras consecuencia de la desafortunada intervención humana, debido al uso indebido de la tierra, la tala masiva de árboles, las malas prácticas agrícolas y los incendios, la gran lacra de nuestros bosques.
En la actualidad, más de 1.100 millones de personas no tienen acceso al agua potable y cerca de 2.400 millones no disponen de saneamiento adecuado. El consumo de agua, en los últimos cien años, se ha multiplicado por seis. Si todo sigue como hasta ahora, en menos de 25 años, dos de cada tres personas tendrán dificultades para acceder al agua.
Son datos significativos con los que quiero hacer una llamada a la reflexión sobre el uso que hacemos del agua, en aras a fomentar un uso racional y el máximo ahorro de este escaso recurso.
La lucha contra la desertización es una de las prioridades de la conservación de la naturaleza en nuestra comunidad autónoma y desde el Gobierno regional se vienen realizando importantes esfuerzos como el acuerdo del agua alcanzado por nuestro presidente José María Barreda, la reforestación de tierras o la lucha contra los incendios forestales.
Otro de nuestros objetivos es la conservación de nuestros bosques y para ello vamos a aprobar la Ley de Montes de Castilla-La Mancha y seguir avanzando en la promoción de una conciencia colectiva para el manejo sostenible de nuestros ecosistemas forestales.
Los bosques producen y enriquecen el suelo, lo protegen contra la erosión, aportan oxígeno, fijan el CO2 atmosférico y purifican el aire, regulan el clima, filtran el agua y atraen la lluvia. Sin agua no hay árboles, pero sin árboles tampoco hay agua.
Es un compromiso compartido con el Gobierno de España que ha ultimado un plan contra la sequía que contempla importantes medidas para garantizar el abastecimiento de agua en el presente año hidrológico.
En esta tarea es fundamental que todos vayamos unidos y ahora más que nunca se espera de nosotros un mayor respeto hacia el medio ambiente que nos permita aprovechar sus recursos sin acabar con ellos. Estoy segura que entre todos podemos evitar que la tierra se muera de sed.