José Zamora Ruíz
“A partir de este momento y solo por unos instantes, dejadme que me sienta caballero “Don Quijote”…
… heme aquí para subirme al caballo – como nuestro ilustre hidalgo – y arremeter en pro de castigar a esta máquina del mal, que va recorriendo nuestras fértiles tierras, desde Madrid a Puertollano, dejando en su pasar, lagrimas de dolor, odio y tristeza…
Dicen que cruzas rápidas laderas, y por eso, ¿te vuelven a llamar “ lanzadera.”?, pero es tu pasar tan injusto, que juro por Dios que pronto serás un difunto…
Si mi buen amigo Sancho levantara la cabeza, despreciaría mi honor antes de permitir tal vileza…
Puesto que en ello estamos, dejadme vuestras mercedes que me enfrente a este entuerto, descubriendo, por donde emana su encubrimiento…
Muchos la llaman lanzadera, no es lujuria de por menos que este artilugio de vil metal surcando el aire de nuestro cielo, no puede nunca, nunca, llamarse caballero…
¡Maquina maliciosa, demonio del destierro, ruge, ruge con tu pasar pero no hurgues en mis entierros!…
Pronto voy a acallad los proclamos de tu grandeza, lanzadera endemoniada y es con el filo de mi lanza, que juro otra vez ante Dios que si soy rápido y acertado es tu hocico agargantado el que muy pronto estará degollado…
¿Que infames nobles han permitido, con desgana y desasosiego que esta máquina infernal resople con su estraperlo?…dichosos ojos os bendigan nobles, sin sentimientos ¡suplicaréis esta malicia! y no encontrareis la razón ni el perdón ante semejante pifia.
Nobles personajes, nobles del desprecio, no hallaréis la paz ni el perdón, vilmente mutilada por vuestra nefasta gestión…
Reíd nobles si, reíd mientras podáis, vuestro final también esta apunto de llegar, encontraré la forma, de no malgastar mi aliento y crucir con mi lanza vuestro necio encubrimiento…
No quiero olvidar en mi pesar, ¿donde pudieron estar? esos personajes alguacilejos, que salieron a acallad a esta marea de plebeyos, que gritaban sin cesar, donde están nuestros dineros…
Es mi tierra, mi gente y mis sentimientos los que hacen que me esfuerce por liberar tal batalla… oíd los de mi tierra, el devenir de mis delirios, uniros en mi lid y derrotaremos a este inservir lanzadera…. que en su torpe balanceo y en el abrir de sus puertas, va dejando a su paso, el sudor de sus miserias.
Dejadme por último, recordad a mi amada Dulcinea, AVE de mis amores, sueño de mis encantos no me dejes por mas tiempo despósame de triste sufrimiento…¡hay mujer tu te dejaste querer por tanto años! y con ello orgullecer, pues de las tripas yo colgare a los bellacos que lo osasen deleitarse con mi amada…
Muchos hombres han querido, cabalgar sobre ti su destino… pobres miserables, necios de sus vicios, es mi amor hacia ella que juro por mi honor, sangre, venganza y entrega…