Réquiem por una ilusión

Manuel Fuentes Muñoz (Presidente de la Asociación de Usuarios de Alta Velocidad)

  
En el inicio del cuarto centenario de la primera edición del Quijote, nuestro personaje mítico ya no verá los servicios de aquellos trenes que raudos y veloces recorrieron nuestros campos durante más de doce años y con los que se creó la ilusión de que nos acercabamos a una modernidad que nos había sido negada hasta 1992.

   Los servicios de transporte modernos han de tener, fundamentalmente, dos características. Una el acceso comodo, ágil y flexible. Y, otra, el precio competitivo y razonable. Estos trenes, a través del servicio de lanzaderas, incorporaron un sistema cómodo en los accesos, equiparable al de paises con tradición contrastada en este tipo de servicios como Alemania o Francia.

   Ahora RENFE cambia el sistema, parece ser que porque tiene disfunciones en el control de accesos al no utilizar ningún sistema de control electrónico, del tipo “torno continuo” y al no usar otros sistemas más imaginativos, como la estadística. Pero la compañía, ante esa dificultad, decide eliminar el sistema que ha venido funcionando en los últimos años. Eso si es matar mosquitos a cañonazos.

   Para el usuario que utiliza este servicio como medio de transporte para acudir a su lugar de trabajo, el nuevo sistema ha dejado de tener la utilidad y el atractivo de un servicio moderno como el que teniamos. En el puente aéreo entre Madrid y Barcelona, por ejemplo, el control de pasajeros es rápido seguro y eficaz, sin merma alguna en las condiciones de seguridad y en la adaptabilidad y flexibilidad a las necesidades de los usuarios. No quiero imaginar la reacción que habría, si, de repente, se pretendiera eliminar este servcio que, mutatis mutandis, es de similares características a los anteriores servicios de lanzadera. Además del caos que se produciría, habría un considerable aumento del tiempo dedicado a viajar.

   Los gurús de la unidad de negocio AVE han decidido, sin embargo, establecer este sistema de acceso rígido, casi ortopédico, propio de quien piensa que el usuario ha de estar en perfecto estado de revista al subir al tren, lo que a algunos nos hace recordar otros tiempos que la mayoría creiamos olvidados. Este paso atrás será más grave en sus consecuencias que lo fue el de 2001, entonces establecieron la recomendación de formalizar reservas y perdieron el 10% de usuarios de abono. Pero a lo mejor es lo que quieren, no lo sé. Lo que si creo es que, de ser así, no debemos permitírselo.

   La otra característica fundamental de los modernos sistemas de transporte es su precio competitivo y razonable para los usuarios. Aquí RENFE ha partido de un error por el que los precios han sido siempre caros para los abonados. Los directivos de la compañía en 1992, pensaron que estos trenes serían utilizados, casi exclusivamente, por usuarios de alto nivel, -empresarios, ejecutivos y profesionales de prestigio-.

   El usuario habitual de hoy, sin embargo, no tiene nada que ver con aquel perfil de cliente, por lo menos en el trayecto de Puertollano y Ciudad Real a Madrid. La mayoría somos asalariados de un nivel de ingresos medio, que para pagarnos el abono mensual llegamos a utilizar hasta la mitad de nuestro sueldo. Algunos se han de pluriemplear, otros han de trabajar 27 dias al mes o hacer 60 horas de trabajo semanales para poder pagarse el abono. Y a nosotros, a partir de ahora, se nos incrementa el precio efectivo hasta el 9,22% de forma directa, contando solo el precio y los descuentos. Si contamos las prestaciones de parking puede llegar al 25%. Y no incluyendo lo que consideramos es un error, las penalizaciones que se han aplicado a algunos usuarios en el día de ayer.

   Sobre los precios, algunas reflexiones, ¿cómo es que en Francia –país con un nivel de renta muy superior al de España-, para un servicio de alta velocidad de la misma distancia que hay entre Madrid y Ciudad Real los precios son más baratos?. Y, además, las prestaciones complementarias son las mismas o mejores. Algo similar ocurre en Alemania donde los billetes de abono son hasta un 80% más baratos que los billetes normales. Otro ejemplo, un viaje en avión desde Santander a Londres puede costar, en estos momentos, y en vuelo regular, menos de veinte euros. Eso si es razonable.

   RENFE, con la entrada en vigor de la nueva Ley Ferroviaria se ha garantizado el monopolio del transporte de viajeros hasta el 2010, y manu militari impone su ley sobre las condiciones y los precios aplicables, con absoluto desprecio a sus propios clientes. Como organización se vuelve, otra vez, paternalista y graciable a la vez.

   Nuestro Alonso Quijano, en su lecho de muerte y como metáfora por la recuperación de su cordura decía, ….en los nidos de antaño no hay pajaros hogaño. Tal vez, este sea el requiem por una ilusión temporal que todos hemos vivido y como al inmortal Hidalgo se nos haya acabado o nos hayan amputado el idealismo. La compañía ferroviaria nos ha hecho poner los pies en el suelo. Ese es nuestro destino.

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