José María Barreda (Presidente de Castilla-La Mancha)
Hace 20 años, a principios de la década de los ochenta, una nueva patología mortal causó un enorme impacto en la opinión pública mundial, que poseía entonces una escasa y muchas veces equivocada o sesgada información sobre su origen vírico, su transmisión entre los seres humanos y su tardía evolución como enfermedad, lo que provocó en un primer momento un fuerte rechazo social hacia las personas que contraían el VIH y desarrollaban con posterioridad el sida.
En la actualidad, en los albores del siglo XXI, el sida avanza hacia su cronificación, con unos tratamientos antirretrovirales más efectivos, que retardan tanto la aparición de la enfermedad en las personas infectadas por el VIH, como el constante deterioro físico que genera el desarrollo de la enfermedad en el paciente.
También estamos ganando terreno a la intolerancia, al miedo y al rechazo hacia el enfermo de sida, porque los ciudadanos tienen ahora una información más completa sobre esta enfermedad y las administraciones públicas ofrecen un programa amplio de actuaciones preventivas, especialmente dirigidas, a las poblaciones de riesgo.
El Gobierno de Castilla-La Mancha ha mantenido en estas dos décadas una actuación orientada a la prevención, para reducir las tasas de infección por el VIH, atendiendo a la evolución histórica de sus distintas vías de transmisión; enfocada a una política informativa constante, para que la ciudadanía tenga un concepto claro de lo que significa esta enfermedad y el respeto y el apoyo que se merecen estos enfermos, como cualquier otro paciente que sufra una patología distinta; y encauzada a la prestación de una asistencia de calidad, especialmente tras asumir esta Región las transferencias sanitarias en 2002.
Celebrar cada año el Día Mundial del Sida es una muestra evidente de que la batalla contra esta enfermedad aún no está ganada, aunque los avances científicos, sanitarios y sociales continúan, nos queda mucho por hacer.
No podemos bajar la guardia en ningún momento, ya que las terapias contra el sida, aunque cada vez más eficaces, no pueden curar la enfermedad. Debemos continuar promoviendo desde las administraciones y las asociaciones y organizaciones no gubernamentales actuaciones preventivas encaminadas a evitar el contagio, atendiendo a los cambios que se han producido en los últimos años en los patrones habituales de transmisión del VIH, ya que se ha detectado un aumento de los casos declarados por relaciones heterosexuales, con especial incidencia en los jóvenes y las mujeres, además de una presencia mayor de pacientes originarios de otros países.
Por eso, quiero aprovechar esta efeméride para reiterar nuestro apoyo como Gobierno regional a todas las asociaciones e instituciones que trabajan de manera sincera y sin descanso para prevenir esta enfermedad y mejorar la calidad de los que la padecen.
Aunque Castilla-La Mancha sea la comunidad autónoma con la menor tasa de incidencia acumulada de sida, con 1.201 casos declarados de personas residentes en nuestra región en los últimos 24 años, seguiremos con la misma política que hemos mantenido en estas dos últimas décadas para luchar contra esta enfermedad. Y lo haremos, como siempre lo hemos hecho hasta ahora, de la mano de todas aquellas asociaciones e instituciones que trabajan también diariamente para lograr este mismo fin.
Hoy, Día Mundial contra el Sida, tenemos el mejor de los pretextos para poner a esta enfermedad contra las cuerdas, y con ello la marginación, la discriminación, la violencia o la pobreza que se relacionan con ella. Por ti y por todos. Porque tu vida no es un juego y, como escribió el poeta, porque la primera riqueza es la salud.