Roberto Sabrido (Consejero de Sanidad)
La igualdad es un concepto de enorme sencillez que encierra, sin embargo, una gran complejidad, porque de su aplicación efectiva en los ámbitos públicos se puede medir la capacidad solidaria de una sociedad democrática.
La España de las Autonomías ha demostrado en sus poco más de 25 años de historia su compromiso por llevar a la práctica este concepto, junto con el de la solidaridad y la justicia social, aunque algunas veces se ha llevado a cabo con más dificultades de las deseadas, como ha sucedido con el derecho irrenunciable a la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
El ámbito sanitario no ha sido ajeno a esta dificultad, ya que la desigualdad de género en materia de salud es un hecho que nadie cuestiona. Así, los perfiles de morbilidad aguda y crónica son distintos entre hombres y mujeres, y los roles sociales influyen decisivamente en la percepción de salud de cada persona.
Por ejemplo, la prevalencia de enfermedad crónica es superior entre las mujeres (49,1%) que entre los hombres (36,4%) y claramente aumenta con la edad en ambos sexos. Los hombres parecen ser algo más vulnerables a las enfermedades del corazón y la bronquitis crónica. En cambio las mujeres están más afectadas por la hipertensión, colesterol, reumatismos y depresión.
El Gobierno de Castilla-La Mancha ha dado muestra de su preocupación por la situación social de las mujeres, especialmente en el caso de la violencia que sufren en el ámbito doméstico. Así, se aprobará en breve un protocolo único para la atención a las víctimas de la violencia familiar en los centros de salud y en las urgencias de la región.
Pero desde la Consejería de Sanidad, vamos a profundizar durante esta legislatura en el análisis de las desigualdades de género que se producen en el ámbito de la salud. Debemos mejorar la situación de la mujer que por término medio vive más que el hombre pero con peor salud.
Vamos avanzar en el estudio de los condicionantes de la salud desde ese enfoque para evitar la progresiva medicalización de la vida cotidiana. Así, los problemas de salud de género van a recibir un fuerte impulso, que se traducirá en mejoras sobre programas ya existentes, como el de detección de cáncer de mama, y la puesta en marcha de otros, como por ejemplo, el relacionado con el climaterio, que afecta en Castilla-La Mancha aproximadamente a 87.000 mujeres.
El objetivo de este nuevo programa será desarrollar conductas, actitudes y habilidades que permitan la prevención de problemas de salud relacionados con este estado natural de la mujer, informarla de los cambios fisiológicos y psicológicos durante esta etapa, reducir sus síntomas y manifestaciones y garantizar una correcta atención sanitaria.
La puesta en marcha del Observatorio de la Salud de la Mujer, por el Gobierno de España, es otra medida a destacar, porque evidencia que esta preocupación no sólo está en la agenda política de Castilla-La Mancha sino que también lo es del todo el Sistema Nacional de Salud y, por ende, de toda la sociedad.
También queremos ampliar nuestras actuaciones en el ámbito escolar para prevenir los casos de trastornos alimentarios (anorexia y bulimia), que afecta al 3%, de la población, especialmente la más joven, y entre ella, a las adolescentes, que están sujetas desde una edad temprana a una fuerte presión publicitaria y social que condiciona negativamente sus hábitos de alimentación.
Otro campo en el que vamos a reforzar nuestra presencia es en la educación sexual, para que los jóvenes de la región, pero especialmente ellas, puedan tener una información lo más completa posible que evite embarazos no deseados, prevenga enfermedades de transmisión sexual y fomente una adecuada conducta sexual.
Por tanto, con estos mimbres, será posible que las futuras generaciones puedan disfrutar de una igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Y en esa línea vamos a trabajar con la sencillez y la responsabilidad que permite el tener las ideas claras y los objetivos definidos.