José María Barreda Fontes (Presidente de Castilla-La Mancha)
El 20 de noviembre de 1959 la Asamblea general de las Naciones Unidas aprobaba la Declaración Universal de los Derechos del Niño en la que se pone de manifiesto, a lo largo de su articulado, el derecho a tener un nombre, una nacionalidad y una familia; a crecer en libertad y no ser explotados; a recibir alimentación y una atención médica adecuada; a opinar y ser escuchados; a recibir educación.
Precisamente este año, bajo el lema “Derecho a crecer”, se quiere poner en valor el derecho que tienen todos los niños y niñas a crecer a través del reconocimiento a este derecho intrínseco a la vida que conlleva disponer, entre otros, del más alto nivel posible de salud, de una educación encaminada a desarrollar su personalidad, sus actitudes y su capacidad mental y física, o de participar plenamente y en libertad en todos los ámbitos de la vida en comunidad.
A la consecución de estos objetivos debe ir encaminada la actividad de los poderes públicos, pero también de padres y educadores para, entre todos, ir concienciando al resto de la sociedad. La convención sobre los derechos del niño es el primer instrumento internacional jurídicamente vinculante que incorpora toda la gama completa de los derechos humanos, los civiles y los políticos, pero también los económicos, sociales y culturales.
En Castilla-La Mancha, desde su Gobierno autonómico, valoramos e impulsamos el trabajo, la dedicación y esfuerzo de padres, madres y docentes porque sabemos que trabajan con lo que más nos importa, nuestros niños y niñas, en quienes tenemos depositado el futuro de nuestra Región.
Además, mi empeño como presidente de Castilla-La Mancha es que se promueva una educación en valores, para conseguir que niños y niñas, desde su más tierna infancia sean conocedores y puedan ser defensores de sus derechos, así como coherentes con sus deberes. Queremos que tengan una clara conciencia de la dignidad de cada ser humano y que aprendan a vivir a partir de estas reglas del juego.
Todo esto se alcanza con una educación de calidad y sin exclusiones. Con una enseñanza cercana, próxima y personalizada. Creo que estamos en la buena dirección para conseguir este objetivo primordial para nuestra infancia, ya que Castilla-La Mancha está abriendo caminos en la educación porque entendemos que educar a un niño o niña es educar a la sociedad.
En Castilla-La Mancha contamos con una importante ventaja. Los niños y niñas de esta Región aman su tierra y cantan a la paz. Tenemos suerte frente a esos 500.000 menores que luchan en conflictos armados en 35 países. Los niños soldado, los hijos de la guerra, también tienen derecho a crecer y hacerlo en las mismas condiciones que el resto de niños y niñas del mundo, incluida nuestra Región. Hoy es un buen día para dar testimonio de todo esto.