José Manuel Molina (Presidente del Partido Popular de Castilla-La Mancha)
“¡Que importa un día! Está el ayer alerto / de mañana, mañana al infinito, / hombres de España, ni el pasado ha muerto, / ni está el mañana, ni el ayer, escrito”. Nada mejor que la palabra de Antonio Machado para una reflexión –mínima- que pretende viajar por el pasado, el presente y el futuro de Castilla-La Mancha en el día en que celebramos la fiesta de la Comunidad, en comunidad. Hombres y mujeres de España, hombres y mujeres de Castilla-La Mancha trabajando un destino que ya, de forma irreversible, ha de forjarse en comunidad.
Somos una región apenas sin historia, todavía en construcción, pero decidida a poner muy firmes los cimientos que nos hagan competitivos en lo que hace poco más de dos décadas dimos en llamar el Estado de las Autonomías. La historia de Castilla-La Mancha se reduce a un puñado de acuerdos sobre los que viene gravitando nuestro desarrollo los últimos años, con irregulares aunque esperanzadores resultados respecto a los demás territorios de la Nación.
La capitalidad, un modelo propio de Universidad y la asunción de competencias –muy recientes- en materia de Educación y Sanidad son algunos de los hitos por los que transita la historia de esta región, cuyos ciudadanos, dentro de su singularidad y del mayor grado de autogobierno que permita la Constitución, aspiran todavía a vivir los acontecimientos presentes y futuros en el mismo barco que el resto de los españoles.
Aunque el pasado de Castilla-La Mancha aún no está escrito, la experiencia nos enseña que tenemos necesidad de conseguir una identidad regional que se configure sobre las afinidades del territorio, de la cultura, de la sociedad o de la economía y superemos esa forma de identificarnos como región a través de algo tan efímero, aunque eficaz en un primer momento, como es una figura política. Confiemos en que el cambio de Gobierno regional ayude a afrontar el reto de la nueva andadura. Nunca seremos fuertes ni tendremos el protagonismo que merecemos entre las demás autonomías si la región no significa algo más que lo que representa un solo individuo o no está por encima de los intereses circunstanciales de los partidos políticos de turno.
“El presente no es un pasado en potencia, es el momento de la elección y de la acción”, decía de forma clarividente Simone de Beauvoir. Ese es nuestro reto: decidir la región que queremos, alejarnos del tópico de la mayoría de edad y pensar que en este momento, cuando se debate el diseño del futuro modelo de Estado, el modelo de financiación o el grado de competencias que deben asumir definitivamente cada una de las autonomías, es cuando nos corresponde elegir y actuar.
Somos una región solidaria en lo que más se aprecia: el agua. En realidad somos la única región solidaria, y no recibimos nada a cambio. Tendremos que plantearnos seriamente la cuestión si las cosas, como parece, van a peor. Y así en otras tantas materias.
Y debemos decidir también sobre el acercamiento del gobierno a los ciudadanos. Antes aún de que podamos asumir nuevas competencias regionales es imprescindible que se produzca la descentralización interna para que los castellano-manchegos, a través de sus órganos de representación más próximos, los Ayuntamientos, sean los verdaderos protagonistas del futuro de la región. Diputaciones y ayuntamientos, dentro de un proyecto común, también aspiran a conseguir un mayor grado competencial, más poder de decisión y más recursos económicos y administrativos.
“No hay futuro vivo con un pasado muerto”, dijo el escritor mexicano Carlos Fuentes en su “Geografía de la novela”. Por fortuna nuestro pasado y nuestro presente están vivos y los castellano-manchegos más dinámicos y más dispuestos que nunca a construir un futuro que se nos resistía.
He recorrido la región de punta a punta. He viajado de Nerpio a Toledo. He visitado los pueblos de la Arquitectura Negra, de los Llanos de la Mancha, de las tierras de La Jara, del Alto Tajo, de las Sierras de Alcaraz y del Segura, de Cabañeros, del Valle de Alcudia, de la Alcarria… Conozco y disfruto con el desarrollo del Corredor del Henares, de La Sagra, de la capital ciudadrealeña, de Almansa y de Albacete… Un viaje por Castilla-La Mancha es una fiesta para los sentidos por su riqueza gastronómica, monumental, arquitectónica y natural.
Castilla-La Mancha es todavía una región por descubrir, en todos los sentidos. Pero debemos, primero, descubrirnos a nosotros mismos; sin dejarnos embelesar por los cantos triunfalistas de los que nos dicen que vivimos en el Paraíso mientras nos anuncian que mañana, gracias a ellos, vamos a vivir en el Paraíso. Grave incongruencia. O vivimos o no vivimos en el Paraíso. Una de las dos afirmaciones es falsa.
Castilla-La Mancha ha avanzado en los últimos años, pero lo importante es que no perdamos nuevas oportunidades ya que el futuro, ahora sí, depende de nosotros mismos. Es el futuro que queremos para nuestra región, con el que estamos comprometidos. Igual que estamos comprometidos con Europa. Comprometidos con España. Comprometidos con Castilla-La Mancha.