Utensilios de apicultura, piezas del mes en el Museo Etnológico de Puertollano

Asociación Cultural Portus Planus.- Continuamos en septiembre con los cursos sobre oficios tradicionales que se impartieron en nuestro museo durante la primavera de este 2024, con la colaboración económica de Repsol. Fueron cuatro, algunos ya con muy poca presencia en la sociedad actual.

Los cursos fueron: fabricación de zambombas, trabajos con esparto, apicultura y costura. En todos hubo una amplia participación y como no podía ser de otra manera, a todos se le dio un enfoque tradicional.

Los traemos a nuestra sección del “artículo del mes” con la idea de que nuestros mayores recuerden y nuestros jóvenes aprendan de nuestra historia.

El mes pasado recreamos el curso del ESPARTO, como ya dijimos, el de fabricación de Zambombas lo dejaremos para diciembre, nos queda el de APICULTURA que recreamos a continuación.

El curso fue impartido por el señor Benito, apicultor muy experimentado que nos transmitió parte de sus conocimientos en la medida que el tiempo permitió.

La apicultura es la actividad dedicada a la crianza y cuidado de las abejas para conseguir la mayor cantidad posible de los productos que estas generan.

El principal producto que dan las abejas es la miel, pero hay otros como la jalea real que es básico como alimento para las crías de abeja.

En las pinturas rupestres de la Cueva de la Araña, en Bicorp (Valencia), se ven escenas de la recolección de miel, se calcula que estas pinturas podrían tener una antigüedad de entre siete y ocho mil años. Se estima que hace unos diez mil años que el hombre comenzó la recolección de miel de colmenas silvestres, más tarde aprendería a controlar las abejas.

Los griegos veneraron la apicultura, su Diosa Artemisa era representada en las monedas​ con el cuño de una abeja en los años 480 a. C.

Los romanos, también practicaron la apicultura y en general heredaron las prácticas helénicas e hicieron de ellas un objeto de culto.

En los relatos de las sociedades más avanzadas de todas las épocas, se han encontrado vestigios del conocimiento de las abejas y de la explotación racional de la miel y la cera.

La apicultura perdió parte de su apogeo con el descubrimiento de América y la caña de azúcar y la remolacha azucarera, hasta entonces la miel era el único edulcorante conocido. A pesar de ello su actividad no se interrumpió en ningún momento y como sucede en muchos sectores, este también se reinventa cada día.

La apicultura moderna ​se basa en panales y cuadros móviles que no es necesario destruir al realizar la cosecha de miel.

Llamamos apicultor a la persona que practica la apicultura. Son diversas las actividades que este desarrolla, durante la primavera y verano trabaja con las abejas realizando el control de población y la extracción de la miel. Durante el invierno al que llaman estación de receso, el trabajo consiste en la preparación del material de madera, para la temporada que viene en donde alojará las nuevas familias, así como advertir posibles enfermedades o plagas de las poblaciones de abejas para poder tratarlas a tiempo.

Para la práctica del oficio, el apicultor se sirve de una serie de elementos y herramientas, de los que el principal es la colmena, ya que, es la casa donde confinará la colonia de abejas, que puede provenir de un enjambre natural, de una colonia o colmena rústica, o de un núcleo o paquete de abejas que se compra a otros apicultores.

Existen dos tipos básicos de colmenas desde el punto de vista metodológico:

Colmena rústica: es una colmena que no tiene intervención del ser humano, como el hueco natural de un árbol, o que es construida sin mayor sofisticación.

Colmena «racional»: es aquella construida de acuerdo a principios que pretenden optimizar la producción de miel y dar las mejores condiciones posibles para las abejas

Las segundas son básicamente un cajón de madera lleno de panales de cera donde las abejas depositan la producción. Pueden llegar albergar hasta ochenta mil abejas. De estas hay diferentes tipos con diferentes medias, de las más utilizadas son las Langstroth, Dadant y Layens. Constan de suelo, alzas, cuadros y techo.

La Layens es muy utilizada en España para la trashumancia (movimiento de colmenas siguiendo la floración).

La agrupación de colmenas colocadas en un paraje se denomina colmenar.

Otros elementos necesarios para la práctica de la apicultura son: ahumador, cepillo para desabejar, traje de apicultor, extractores de la miel, fundidores de cera, rejilla excluidora de reinas, etc.

Como no podía ser de otra forma, la tecnología ha llegado también al mundo de la apicultura, así, los apuntes manuales de campo van siendo sustituidos por programas informáticos para móviles o tabletas que facilita el trabajo del apicultor.

También se han desarrollado medios técnicos para el control remoto de la producción en zonas de difícil acceso. Esta técnica ya se aplica en España

Dispuesta una colmena para recibir abejas, hay que dotarla de un enjambre; este puede hallarse a veces colgando de un árbol, otra forma es dividir alguna colonia en dos partes o incluso en más a las que se puede añadir una reina de un criadero o dejar que la parte huérfana haga maestriles​ de donde nacerán las futuras reinas vírgenes.

Pasamos ya a las productoras de la miel, las abejas, hablamos de insectos sociables que siempre viven agrupados en la colmena. Encontramos tres tipos o castas: abeja reina, abeja obrera y zángano.

Las que más vemos son las obreras, porque salen a trabajar y son la parte más numerosa de la colonia.

Las abejas utilizan parte del néctar recolectado como alimento y cuando es necesario consumen la miel almacenada.

La abeja reina tiene como función poner huevos de los que sale el resto de habitantes de la colmena, es de tamaño más grande que la abeja obrera. Otra de sus funciones es la de segregar una feromona que mantiene unidos a todos los habitantes de la colmena. La producción de esta feromona disminuirá con la edad, cesando en torno a los cuatro años.

La cantidad de huevos es variable, dependiendo de la época del año y de la floración, cuando es escasa la puesta disminuye y cuando las floraciones aumentan, también lo hace la puesta. Puede llegar a poner dos mil huevos diarios.

Una vez eclosionado el huevo, la larva será alimentada durante todo su ciclo con jalea real que preparan las abejas obreras. La reina se desarrolla en un periodo de 16 días, a los 3 la larva sale del huevo y durante 5 y medio permanecerá en su celdilla, después será ninfa durante 7 días y medio para lograr el estado de adulta, momento en el que la reina destruirá las larvas del resto de realeras o las realeras formadas que encuentre en la colonia. Cuando la reina se encuentra al frente de la colonia, sale en “vuelo nupcial”, es su única salida al exterior de la colmena, apareándose en pleno vuelo con los zánganos para llenar su espermateca del semen necesario para fecundar los huevos que va a poner durante toda su vida, es decir, la reina queda fecundada para toda su vida (un máximo de 5 años).

Para constituir un nuevo grupo, la abeja reina madura abandona la colmena, llevándose consigo un gran número de obreras y dejando a las reinas que están por nacer en sus celdas reales y el resto de lo que queda de la colonia original. Este proceso se denomina enjambrazón y al grupo de abejas con su nueva reina se le llama enjambre.

Las abejas obreras cuentan con un gran número de efectivos en la colmena (20.000-60.000). Una vez que la larva sale del huevo, solo recibirán jalea real durante dos días y medio y luego será alimentada por una masa de miel, polen y agua.

La abeja obrera se desarrolla durante 21 días divididos en tres fases: huevo (3 días), larva (6 días) y ninfa (12 días). Una vez alcanzado el estado adulto, desarrolla diferentes trabajos en la colmena en función de su edad: los tres primeros días limpian las celdillas, los seis siguientes segregan la jalea real alimentado a las larvas y también a la reina, mantienen la temperatura y humedad del nido ventilando la colmena si es necesario, elaboran el néctar traído de las flores reduciéndole la humedad para convertirlo en miel, construyen los panales tanto para criar nuevas abejas como para almacenar miel y construirán las celdas reales para que nazcan nuevas reinas y pueda la colonia enjambrar o renovar su reina. Cuando tienen 19-20 días vigilan la colmena y a partir de los 21 días salen al campo en busca de polen, néctar y resinas.

Las abejas obreras que nacen en primavera viven 7-8 semanas y las que nacen en otoño, de 5 a 7 meses porque pasan el invierno en la colmena.

Los zánganos nacen de un huevo sin fecundar puesto por la reina, reciben jalea real durante 3 días, después pan de abeja como las obreras. Requieren de 24 días para alcanzar el estado de adulto: huevo (3 días), larva (5 días y medio) y ninfa (15 días y medio). Tienen como función fecundar a la abeja reina y dar calor a la cría viven solo en primavera y verano, no tienen aguijón, no recolectan néctar ni elaboran miel. A diferencia de las obreras o la reina, los zánganos entran en colmenas a las que no pertenecen. Este comportamiento es clave para posibilitar el intercambio genético entre distintas colonias.

Los zánganos machos mueren después de haber fecundado a las reinas, ya que, su aparato genital se desprende de su cuerpo y queda adherido al de la reina para permitir que los espermatozoides pasen a la espermateca. Al final de la temporada apícola las abejas obreras matan a la mayoría de los zánganos a excepción de las colonias más fuertes que les permiten sobrevivir.

Además de las abejas, hay otros insectos que producen miel, así encontramos miel de avispa y miel de hormiga melífera, una especie de hormiga que evolucionó de un tipo de avispa. No vamos a extendernos en estos tipos, solo los menciono.

La miel es un fluido dulce y espeso producido por las abejas a partir del néctar de las flores o de secreciones de partes vivas de plantas o de excreciones de insectos chupadores de plantas. Las abejas lo recogen, transforman y combinan con la enzima invertasa que contiene su saliva y lo almacenan en los panales donde madura.

En el caso de las abejas apis melifera, su estómago de miel puede contener alrededor de 40 mg de néctar, para llenarlo visitan más de mil flores y pueden tardar hasta una hora.

Existen unas trescientas variedades de miel de distintos orígenes florales, el sabor, color y olor de la miel dependen de esos orígenes y plantas visitadas por las abejas.

Entre las monoflorales (son de una sola flor), tenemos las de romero, tomillo, brezo, azahar, tilo, acacia, eucalipto, lavanda, zarzamora, etc.

Las multiflorales son de varias flores y mezcladas en proporciones variables.

También está la Miel de la sierra o de montaña, y del desierto (varadulce, mezquite, gatun y eltata), que son tipos especiales de mil flores.

En cuanto al color predomina la gama de tonos amarillentos.

La composición de la miel es variable, se componen de Fluctuosa del 30-40 %; glucosa del 25-40 %; agua del 15-20 %; maltosa del 2-15 %; sacarosa de 0,2-7 %; otros azucares de 0,1-8 % y proteínas y aminoácidos del 0,2-2 %.

​Pero la abeja no solo produce miel, la cera tuvo un papel muy importante para la fabricación de candiles o velas y otras importantes aplicaciones, como la impermeabilización de maderas, cuerdas, cueros, telas, etc.

También se recolectan polen, jalea real y apitoxina (el veneno de las abejas) y se elaboran a partir de la miel productos tales como crema facial, champú, acondicionador para el cabello y polimiel.

Además de usarse como edulcorante natural, la miel se usa como antiinflamatorio, antioxidante y agente antibiótico. Las personas suelen usar la miel por vía oral para tratar la tos y, en forma tópica, para tratar quemaduras y favorecer la curación de las heridas.

La jalea real es una sustancia segregada por las glándulas hipofaríngeas de la cabeza de abejas obreras jóvenes, de entre 5 y 15 días, que sirve de alimento a todas las larvas durante los primeros 3 días de vida. Solo la abeja reina y las larvas de celdas reales que darán origen a una nueva reina son siempre alimentadas con jalea real. Es una masa viscosa de un suave color amarillo y sabor ácido.

Un beneficio indirecto y muy importante, producto de la actividad de las abejas, es la polinización que realizan estos insectos.

En el museo etnológico tenemos varias piezas relacionadas con la apicultura, se incluyen a continuación fotos del curso y de las piezas del museo.

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