Dos periodistas: Arturo Gómez-Lobo y Francisco Colás (23)

            Dentro de los Juegos Florales de 1920, cuyo acto principal se celebra el 16 de agosto en el Teatro-Circo, Francisco Colás, consigue uno de los galardones del tema II (Premio Romance de un hecho histórico acaecido en la provincia de Ciudad Real), dotado con 125 pesetas, con el lema “Cada piedra una leyenda” (El Pueblo Manchego, 17-8-1920). Organizados por el Ateneo de Ciudad Real, que preside Cirilo del Río Rodríguez (1892-1957), tienen multitud de premios, dentro de XXII temas. El acto es todo un acontecimiento social, con representaciones de “las letras, el foro, la banca, el comercio, la milicia y el clero”.

            Y en julio de 1921 publica tres sonetos en el número primero de Juventud Manchega, revista de la Academia General de Enseñanza, con el título de “Castilla”. Es el momento que marca la práctica desaparición de las colaboraciones periodísticas de Colás. En este punto es necesario recordar que en 1921 termina, por fin, sus estudios. Y es motivo para que el entonces joven escultor Jerónimo López-Salazar Martínez (1899-1979), realice un busto del “nuevo licenciado en Medicina y colaborador nuestro don Francisco Colás” (El Pueblo Manchego, 22-07-1921).

            Eso significa, que la actividad médica va a ser su principal objetivo. No obstante, a fines de 1922, es vocal de la Junta Directiva del Ateneo de Ciudad Real, con Arturo Gómez-Lobo como presidente (El Pueblo Manchego, 26-12-1922). Su sede está situada en el piso principal del Teatro Cervantes. Y a comienzos de 1925 figura como concejal en el Ayuntamiento de Ciudad Real, número 23 y último, con Francisco Herencia Mohino como alcalde (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, 14-1-1925).

            Pero su preocupación principal es el desarrollo de la Medicina. Precisamente, está presente en los actos de divulgación científica y sanitaria organizados por el Colegio de Médicos de Ciudad Real. El primero tiene lugar el 26 de abril de 1925, en el Teatro Cervantes de la capital (Boletín Oficial del Colegio de Médicos de la Provincia de Ciudad Real, julio de 1925) y participan, junto a  Francisco Colás, Manuel Fernández Aldama (presidente de la Junta provincial de Inspectores Municipales de Sanidad, que trabaja en Minas de Almadén), Francisco Herencia Mohino (abogado y alcalde de Ciudad Real hasta unas semanas antes) y Antonio Piga Pascual (médico, publicista y profesor en la Universidad Central).

            Colás habla del tema de alcoholismo y de los innumerables trastornos que ocasiona, desde el conocido como tóxico cerebral hasta los que de un modo insidioso y lento corroen nuestra economía, “que alterada en casi todos sus tejidos y células, no solo deja fuera de lucha, al organismo afecto, sino que deja sus huellas hasta en los descendientes del mismo”. Considera perjudicial el uso de los alcoholes, incluso “la copita en las comidas o la copita de licor por complacencia”.

            Semanas después asiste al homenaje que se hace a Gregorio Hernández, profesor de la Normal y concejal del Ayuntamiento de Ciudad Real, con motivo de su traslado a la Normal de Cádiz (El Pueblo Manchego, 17-6-1925). Y en el inicio del nuevo año, el 3 de enero, interviene en el “mitin sanitario”, celebrado en el Teatro Principal de Manzanares. Indica que estos actos tienen importancia “no solamente como educadores de las muchedumbres, sino también como base de una política sanitaria que es la primera de las políticas; es la política misma” (Boletín Oficial del Colegio de Médicos de la Provincia de Ciudad Real, marzo de 1926). Dice que el acto no está protagonizado por políticos en busca de votos sino por una representación de la clase médica que todos los días ve “el desastre de la salud pública en España y que cansada de trabajar en silencio se ha echado a la calle para exigir que la Sanidad Española sea en plazo perentorio la que cumple a un pueblo civilizado”. Asimismo, termina su intervención con un llamamiento a la mujer para colaborar en la obra de política sanitaria, pues recientemente ha sido llamada por un gobierno al ejercicio de los derechos políticos.

            El día 24 de febrero tiene un accidente automovilístico en la carretera de Ciudad Real a Toledo, entre Ajofrín y Burguillos. Viaja con su hermana Ángeles, de 28 años, el coche da varias vueltas de campana y son trasladados a una clínica de Toledo (El Castellano, Toledo, 25-02-1926). Ambos son solteros y viven en la calle Cadenas, 14, de Ciudad Real. Las heridas no son graves y en el centro sanitario se diagnostican heridas y contusiones varias. Incluso un diario madrileño incluye un breve suelto con noticia del accidente de automóvil (El Sol, Madrid, 27-02-1926).

            Unos días después, en marzo de 1926, se publica el primer número de la Revista Mensual de Ciencias Médicas de la Provincia de Ciudad Real, como suplemento al Boletín Oficial del Colegio, de la que solo salen cinco números. En la experiencia está Francisco Colás, que forma parte del comité de redacción. Formado, además, por Manuel Fernández Aldama, Alfredo Badía Fos, Francisco Morayta Serrano, Arturo Urrero Marcos, Juan Ignacio Morales Sánchez-Cantalejo y Huberto Domínguez López. Este último da vida en Almagro, desde 1930 hasta 1935, a El Huracán Sanitario, publicación mensual de Sanidad, Higiene y Sociología.

            Durante los años 1927 y 1928 colabora en el periódico de Ciudad Real titulado La Raza, que empieza como semanario de información y se transforma el 1 de enero de 1928 en publicación decenal literaria e ilustrada, dirigida por José Mur Escolá, profesor de Dibujo de las Escuelas Normales de Ciudad Real. Además de Francisco Colás Ruiz de la Sierra, colaboran Carmelo Cepeda Heredia, Ramón López Villodre o Vicente Martín. Las ilustraciones son del propio Mur y del pintor Vicente Martín, las fotografías de G, Novillo y las caricaturas de Mozo (El Pueblo

Manchego, 23-1-1928). No he podido ver ejemplares de esta publicación periódica.

            En el ámbito personal, Francisco Colás contrae matrimonio con NatividadTorregrosa Lerma, parece que en 1927, aunque no he encontrado la fecha. Entre los regalos de boda recibidos destaca el de su amigo Alfredo Palmero de Gregorio (1901-1991), también colaborador de Vida Manchega. Se trata de un óleo en lienzo, de 117 x 104 cm., que se encuentra actualmente en el Centro de Exposiciones (CEX), de la Diputación Provincial de Ciudad Real. Se conoce con el nombre de Mineros de Almodóvar, firmado por Palmero, fechado en 1927 y dedicado a Paco Colás.

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