El grupo de investigación del Cerro de las Cabezas ha llevado a cabo estos días, junto a miembros de la Asociación Orisos, una campaña de excavación que ya ha dado sus primeros frutos: se han documentado varias estructuras defensivas y domésticas que podrían datarse cronológicamente en algún momento tardío del Calcolítico y la Edad del Bronce; y una mínima extensión de lo que puede ser un gran edificio de época ibérica, coetáneo con algunas fases de ocupación del Cerro de las Cabezas.
Según informa Domingo Fernández Maroto, de la asociación Orisos, durante la excavación, autorizada por la Dirección General de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, se han llevado a cabo dos sondeos en las inmediaciones del yacimiento ibérico del Cerro de las Cabezas, en el denominado Cerro de las Cabezas II, un yacimiento no recogido en la Carta Arqueológica del Término Municipal de Valdepeñas y situado a 400 metros al oeste de la ciudad ibérica, donde se tenía constancia a través de diversas prospecciones, de la existencia de unas estructuras ibéricas situadas en la cima del cerro.
Fernández explica que la campaña ha permitido constatar la importancia del asentamiento existente junto al Cerro de las Cabezas, donde a falta del estudio detallado de los materiales arqueológicos localizados que se está realizando, «se han documentado varias estructuras defensivas y domésticas que podrían datarse cronológicamente en algún momento tardío del Calcolítico y la Edad del Bronce; así como una mínima extensión de lo que puede ser un gran edificio de época ibérica, coetáneo cronológicamente con algunas fases de ocupación del Cerro de las Cabezas».
Las estructuras de época ibérica se localizan en la cima del cerro. «No cabe duda de que nos encontramos ante un edificio singular de grandes dimensiones, en torno a 450 metros cuadrados, que destaca por la complejidad arquitectónica y fortaleza del sistema constructivo utilizado».
Orisos explica que el hecho de que algunos muros pudieran observarse a nivel superficial permitieron plantear la excavación de una habitación completa, con un área de 20 metros cuadrados, situada al este del edificio y a la que se accedía a través de una puerta situada en su ángulo noroeste y que da acceso a un pasillo central.
Muros de grandes dimensiones
Los muros tienen grandes dimensiones y varían desde los 90 centímetros de anchura de los muros perimetrales a los 60 centímetros de las compartimentaciones interiores. Conservan además una gran altura, sobre 160 centímetros, construidos con mampostería muy regular a base de cuarcita trabada con barro sobre los se construyó el alzado de adobes.
Entre los materiales arqueológicos de época ibérica localizados destacan los platos de cerámicas grises, las cerámicas pintadas de finas bandas, cerámicas con decoración estampillada y algunos fragmentos metálicos difíciles de identificar que podrían datar esta ocupación, en un primer análisis y a falta del estudio definitivo que está realizándose en estos momentos, en torno a los siglos V – IV a. C.
Bajo estas estructuras ibéricas se ha localizado un nivel de cerámicas a mano, con decoraciones digitales, incisas y pintadas y algunos restos de estructuras, como hoyos de poste. Este nivel de cerámicas a mano podría datarse inicialmente en momentos finales del Calcolítico y durante la Edad del Bronce y se asocia a las estructuras localizadas en el segundo sondeo realizado en la ladera del cerro. En él se ha excavado una posible muralla a la que se asocian estructuras de habitación con abundante material cerámico, pesas de telar cilíndricas, etc.
Según Orisos, un primer análisis del material y de las estructuras retrotrae posiblemente la ocupación del entorno del Cerro de las Cabezas a finales de la Edad del Cobre inicios del Bronce. «No obstante estos primeros datos han de tomarse con la debida precaución ante el estudio pormenorizado de los resultados que nos dará una mejor y amplia visión de la ocupación que el paraje del Cerro de las Cabezas ha tenido en épocas pasadas», advierte Fernández.
Por otro lado, y dada la relevancia del lugar, se ha comunicado a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado esta circunstancia, «a fin de proteger y evitar las acciones que se están produciendo en zonas cercanas, con el uso indebido de detectores de metales y la destrucción de pinturas rupestres en la zona de Despeñaperros, entre otros actos contra el Patrimonio», dice Fernández.
Esta campaña de excavación se encuadra en el marco de las actuaciones de investigación y difusión que viene llevando a cabo el renovado equipo de dirección científica del yacimiento del Cerro de las Cabezas.
Consiste, entre otros trabajos, en el estudio del entorno del propio yacimiento, que ya está dando sus frutos con la asistencia a varios congresos internacionales y jornadas de investigación, donde se están presentando comunicaciones que abarcan un amplio espacio temporal anterior y posterior a este yacimiento y su zona de influencia.
Han colaborado en la excavación arqueológica el Ayuntamiento de Valdepeñas y el Centro Asociado de la UNED de Ciudad Real, así como varias empresas valdepeñeras: Fidel Rojo de la Espada y Valverde Hermanos.
Hagamos un parking encima. Mejor aún, esperemos a que una empresa quiera hacer algo con el hallazgo.
Pues más bien parece una alberca sobre un cerro. Y de monumental no tiene nada; no hay sillares, no hay columnas. ¿Qué tiene de monumental?
Hombre, para que un edificio sea monumental no necesitas encontrar columnas, sobre todo si resulta que ese edificio es «monumental» por su tamaño (más de 10 habitaciones construidas alrededor de un pasillo distribuidor). Con respecto a los sillares, aquí no aparecen, pero lo mismo: para que sea un edificio monumental no tienen por qué existir. De hecho, el lugar es tan excelente que presenta una fábrica muy distinta a la que tiene el yacimiento, con piedras bien colocadas y a escuadra (salvando la casa de las pizarras y algún otro edificio, en el Cerro de las Cabezas no se encuentran casas tan bien hechas). Y muchos otros yacimientos de la provincia que tienen edificios monumentales y singulares (mismamente la motilla del Azuer, por ejemplo), no tienen ni columnas ni sillares. Yo lo he visto y la verdad, me he quedado muy sorprendido por todo lo que ahí salía y por el buen tamaño de esta edificación. Buen aporte de estos arqueólogos
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