Charo Tapia y Ángela Sanroma, exdirectoras del Instituto de la Mujer, alertan sobre los peligros de que el compromiso feminista se desligue de la política

Eusebio Gª del Castillo Jerez.– Recuerdan que Castilla-La Mancha fue siempre pionera en políticas de igualdad y que, en pocos años, se están desmoronando todos los hitos conseguidos. Critican el papel desempeñado por las administraciones en el controvertido cierre del Centro de la Mujer de Ciudad Real, especialmente la «incoherencia» de la institución gobernada por el partido político al que están vinculadas, el PSOE. Advierten a las mujeres que ostentan cargos públicos de que, sin conciencia feminista, ellas también acabarán siendo discriminadas.

Ángel Sanroma recuerda que la Ley de prevención de malos tratos y de protección a las mujeres maltratadas del año 2001 iba dirigida a proteger a las mujeres, a sensibilizar a la opinión pública y a crear recursos que permitieran el acompañamiento de las mujeres en todo el proceso. Fue entonces cuando se estableció que todos los municipios superiores a 5.000 habitantes debían contar con un Centro de la Mujer, con un recurso de asesoramiento e información. «Era fundamental en esa época contar con centros y, además, de continuidad».

«Son servicios importantísimos, ahora más si cabe que hace unos años», señala la exdirectora del Instituto de la Mujer. «Siempre hemos tenido la necesidad de un recurso específico que atienda a la protección y a la defensa de los derechos de las mujeres y ahora mucho más cuando, en estos dos años del Partido Popular, se están desmantelando todas las políticas de igualdad».

En el mismo sentido que los expertos en violencia de género consultados por este digital, tanto Ángela Sanroma como Charo Tapia, exviceconsejera de la Mujer de Castilla-La Mancha en la etapa previa a la constitución del Instituto de la Mujer, se muestran convencidas de que otra solución, distinta al desmantelamiento del centro asesor, era posible. «El centro podría haberse mantenido y las 2.600 mujeres podrían seguir siendo atendidas por las mismas profesionales, sobre todo aquellas que tienen una orden de protección y cuya vida corre un riesgo, un riesgo alto, y que tienen que estar perdidas ahora mismo».

Consideran que es un «escándalo» el daño que han causado las instituciones públicas implicadas en este caso; unas administraciones que, subrayan, han de promover la igualdad y la defensa de los derechos por mandato constitucional. «Se cierran centros como éstos como si fuese algo sin importancia, obviando que son recursos necesarios y obligados por la Ley de protección a las víctimas de violencia de género, y cuando era tan fácil haber alcanzado un acuerdo, independientemente de esa sentencia tan cacareada».

Charo Tapia incide en que Castilla-La Mancha ha sido, en etapas anteriores, pionera en abrir recursos de este tipo, así como centros de acogida o centros de urgencia para acogimiento de víctimas de violencia de género. «El centro de Ciudad Real fue el tercero de toda España y la Diputación fue precursora en la prestación de este tipo de servicios, algo de lo que debería estar muy orgullosa». Lamenta que un recurso tan importante, con un bagaje de tantos años y con unas profesionales tan preparadas y con tanta experiencia, se haya abandonado. «Hay cuestiones de mucho más calado en las que los dos partidos se ponen de acuerdo sin problemas ¿por qué en esto no?», se pregunta. «El Partido Popular ha ido a lo suyo, sin ningún compromiso, pero la incoherencia que ha tenido un organismo público gobernado por el Partido Socialista me duele mucho, porque tendría que haber intentado por todos los medios llegar a un acuerdo para mantener el centro».

«Me gustaría saber las reuniones que han mantenido Ayuntamiento, Diputación e Instituto de la Mujer para dar respuesta a este problema que se les ha planteado y qué propuestas han hecho unos y otros para mantener este recurso», comenta Ángela Sanroma. «Y, una vez vistas todas las propuestas, saber si ninguna era válida y si la única posible es la que han adoptado. ¿por qué no nos explican esto?». Asegura que es lo más importante para que entender lo que ha pasado. «Actuando así es normal que los ciudadanos desconfíen cada vez más de los partidos políticos, de lo que decimos y de lo que hacemos», añade.

No pasan por alto que las cuatro trabajadoras han sido despedidas con una indemnización de 8 días por año trabajado. No conciben cómo la Diputación se ha podido acoger a «los aspectos más terribles de una legislación laboral que todos estamos criticando».

«No entendemos por qué esas prisas en despedir a las trabajadoras», continúa Ángela Sanroma. «Causa una gran tristeza ver cómo, en Castilla-La Mancha, donde la igualdad era prioritaria para el gobierno anterior, se destruye a pasos agigantados, con las políticas del Partido Popular, todo aquello en lo que se había avanzado con tanto esfuerzo. Tampoco entendemos cómo el PSOE no ha puesto en este caso todo su empeño para que este recurso siguiera adelante».

Del mismo modo, manifiestan su «sorpresa» ante la actuación de las mujeres en todo lo concerniente a la polémica sobre el Centro de la Mujer. Echan en falta voces críticas de mujeres con responsabilidad dentro de los partidos políticos en relación a las decisiones que estaban tomando tanto la Diputación como el Ayuntamiento. «Cuando esas voces no se oyen, será porque apoyan la decisión que la institución está adoptando», advierten.  Charo Tapia recalca que el compromiso ideológico «hay que demostrarlo», y que debe estar por encima de los intereses de los partidos políticos.

Hacen hincapié en que el desapego de la Diputación hacia las políticas de igualad no es nuevo. «Si nos remontamos al año 2011, la Diputación ya manifestó que no quería el Centro de la Mujer, porque desde la institución decían que no entraba dentro de sus competencias asumir ese recurso», recuerdan. «Y tampoco querían la casa de acogida, de hecho estuvieron a punto de no pedir la subvención», otro servicio que es una referencia, indican. Ángela Sanroma alude a los otros servicios que presta la Diputación y que tampoco son de su competencia, como el Hospital Psiquiátrico, y se pregunta por qué se insiste tanto en esta cuestión en lo que concierne al Centro de la Mujer, mientras ese mismo criterio no prima en otros sectores. «Está claro que la igualdad no es un tema prioritario y se utiliza como moneda de cambio».

Consideran un despropósito que se propusiera atender a las mujeres en otros pueblos cercanos a Ciudad Real, con el agravante de que los alcaldes – como declaró en los medios de comunicación el de Miguelturra – no fueron informados, y sin tener en cuenta, además, que esos recursos de localidades próximas podrían estar ya sobresaturados.

«No se ha valorado la importancia de la confianza que las trabajadoras han generado en las mujeres víctimas de violencia de género, ni que romper el vínculo terapéutico puede provocar que éstas no quieran continuar con el proceso y retornen a la situación de violencia», destaca Ángela Sanroma. «Cuesta mucho trabajo que la mujer confíe en la persona que la está atendiendo», añade.

Feminismo, ante todo
«Ni un gobierno de un partido ni un gobierno del otro nos han dado a las mujeres nada», asevera Ángela Sanroma. «Lo hemos conquistado las mujeres y lo hemos hecho a través de movimientos feministas, que son los que verdaderamente defienden los derechos de las mujeres».

Charo Tapia apunta que, durante el Gobierno de Felipe González, se comenzaron a diseñar todos los planes de igualdad, «y las mujeres que empezábamos a trasladar conciencia feminista a otras mujeres del Partido Socialista éramos muy pocas. No fue fácil porque, en esos años, los hombres dirigentes, en todos los ámbitos, tenían la mentalidad que tenían, y eran muy pocos los que sabían que una sociedad no puede progresar si la mitad de la población está a otro nivel más bajo». Esa misma conciencia feminista, señala, «es la que emana de la sociedad cuando, ante ataques como la reforma de la Ley del Aborto, salen mujeres a la calle organizadas, o surgen movimientos como la Asamblea Feminismos, aquí en Ciudad Real».

«No todas las mujeres son feministas; el hecho de ser mujer no te hace ser feminista», aduce Ángela Sanroma. «Y es fundamental serlo», proclama. «Ser feminista te lleva a un compromiso ético, moral, a una forma de vivir que requiere de una profunda reflexión personal».

Sostienen que las mujeres que ocupan los puestos de decisión no deben olvidar que, si están ahí, es por lo que lucharon las primeras feministas. «Las mujeres, dentro de los partidos, tienen que desempeñar su acción y su compromiso como mujeres desde el feminismo. De lo contrario, no avanzaremos nada», avisa Ángela Sanroma. Charo Tapia insiste en el compromiso y el convencimiento del que deben hacer gala las mujeres jóvenes integradas en los partidos políticos, «de lo contrario, se dejarán llevar». Una actitud que, observa, «supone enfrentarte con el dirigente o la dirigente de turno y cuestionar las directrices del partido».

«Y tener valor», añade Ángela Sanroma. «De lo contrario ellas sufrirán también discriminación y serán apartadas de cualquier sitio». «El Centro de la Mujer tenía que haberse mantenido, abierto y público, y salvar a las trabajadoras, que además estaban dispuestas a concurrir a un proceso selectivo ¿por qué no hemos peleado por ahí? ¿por qué  no hemos oído más voces de las que dicen defender los derechos de las mujeres?», se pregunta.

«Ha sido decepcionante, me entristece mucho que las mujeres no sigan con esta lucha», manifiesta Charo Tapia. «Si no, todo se estanca; ya se percibe una inercia de querer dejar a las mujeres a un lado, por más que haya algunas en primera fila».

Piden que el PSOE sea claro. «Siempre he creído que la igualdad tiene un lugar prioritario en la agenda del Partido Socialista y, esto, a mí, como militante, me ha faltado», señala Ángela Sanroma. «No he visto que el posicionamiento político de mi partido sea coincidente con lo que se dice tener en la agenda política y en orden de prioridades».

«Sobre la disquisición acerca de si hay dos personas del Ayuntamiento con cargos electos que están en plantilla del Centro de la Mujer… vamos a olvidarnos de eso, de momento -demanda Charo Tapia-, ahora lo que interesa es que esto no se cierre, que sea público y que las mujeres sigan tiendo la misma asistencia con buenas profesionales».

Desmembramiento de las políticas de igualdad
Charo Tapia fue la primera directora un organismo relacionado con la igualdad en Castilla-La Mancha. Antes de la constitución del Instituto de la Mujer, se creó una dirección general en la Consejería de Cultura, en 1989. Posteriormente, en 1991, pasó a la Consejería de Bienestar Social y se elevó al nivel de Viceconsejería. «Precisamente, porque los máximos dirigentes de la Junta en aquel momento consideraban que era algo importante que se iba a trabajar en todas las áreas del Gobierno, desde la transversalidad».

«Castilla-La Mancha fue un referente, en el diseño de los planes de igualdad y en la puesta en marcha de recursos novedosos, como las vacaciones para mujeres con cargas familiares no compartidas (no solo víctimas de violencia de género, sino también separadas sin recursos). Eso empezó aquí y varías comunidades lo adoptaron después», explica Charo Tapia. «Esto, ya no existe».

Ángela Sanroma pone el acento en la fractura del tejido asociativo en la región. «Estaba formado por cerca de novecientas asociaciones de mujeres, fundamentalmente de amas de casa, pero que fue muy rico a la hora de hacer sensibilización y difusión de los derechos de las mujeres. En 1989, todavía las mujeres batallábamos por generar leyes que nos dieran derechos  y eliminar aquellas que eran discriminatorias. Para ello era muy importante la opinión y el conocimiento por parte de las mujeres de esa situación. Ese tejido asociativo era una plataforma fundamental para desarrollar ese trabajo».

«Asociaciones de mujeres que tuvieran conciencia, que fueran reivindicativas, una verdadera masa crítica ante las administraciones, que es lo que se pretendió», apostilla Charo Tapia. «Se les proveyó de herramientas para que fueran cabezas pensantes organizadas, para que reivindicaran y presionaran al Gobierno regional, al nacional y a sus ayuntamientos». Recalcan que las subvenciones se han reducido un 40 por ciento y opinan que, lo que se transmite desde el actual organismo de igualdad, ya no tiene nada que ver con el empoderamiento de las mujeres, sino todo lo contrario.

Ángela Sanroma no pasa por alto que este tejido asociativo fue criticado, «se decía ¿qué hacen las mujeres juntándose a hacer macramé?, pero, en realidad, se reunían también para hablar de sus derechos, de sus necesidades, de su problemática.  Y no hay que olvidar que el tejido asociativo de mujeres es muy solidario, se interesa por las necesidades de los demás y no solo genera recursos para sí mismas. Muchos políticos han reconocido que ha sido el tejido más dinámico de toda nuestra región». Una circunstancia a la que, según la exdirectora del Instituto de la Mujer, «ahora no se le da ningún valor, porque se las quiere tener, no como tejido reivindicador de los derechos, sino como un mero distraimiento o adorno».

Respecto a los centros de la mujer, aclaran que la ley obligaba a contar con este recurso, atendido por cuatro trabajadoras, en poblaciones de más de 5.000 habitantes. «Cuando llega el PP al Gobierno de la región, aunque los centros siguen manteniéndose en 85 municipios, vieron alteradas sus dotaciones», constata Ángela Sanroma. «A todos aquellos centros ubicados en poblaciones menores a 10.000 habitantes, se les redujo el presupuesto al 50% y la plantilla a dos trabajadoras; por otro lado, allá donde estaban las cuatro trabajadoras, en municipios con población por encima de los 10.000 habitantes, a éstas se les ha rebajado la jornada laboral».

«Los están desmontado», se lamenta Charo Tapia . «No los eliminan de raíz, pero los están desmontando».

Por otra parte, hacen referencia a la supresión de otro recurso en el que Castilla-La Mancha fue pionera: el acompañamiento a las mujeres víctimas de violencia de género desde la interposición de una denuncia por malos tratos. «Un acompañamiento y una defensa -recuerda Ángela Sanroma-, que incluía la comparecencia en el juicio por una asociación de mujeres profesionalizada y experta, como era la Asociación de Mujeres Juristas Themis». La importancia de este recurso, según la exdirectora del Instituto de la Mujer, quedaba patente cuando Castilla-La Mancha era la comunidad donde menos denuncias por malos tratos se retiraban. «Este recurso es primordial; si vas acompañada de una buena profesional, que además es feminista, tú formulas una mejor denuncia, después te sitúas mejor en un juicio, y la mujer no se ve sola, que es lo que les sucede y lo que provoca que retiren la denuncia de maltrato. Si la mujer víctima de violencia no encuentra los apoyos suficientes, llega un momento en que la tramitación del procedimiento judicial es durísima y ahí es donde la mujer desiste».

Prueba del trabajo que se hacía, destacan, es que, en 2010, Castilla-La Mancha conseguía el 85% de las órdenes de protección solicitadas.

Asimismo, reprueban «la paulatina eliminación de los apoyos para que las mujeres salgan de sus casas, como el acceso a viviendas de protección social o los recortes en guarderías, transporte escolar o comedores. Están quitando todo lo que facilitaba que la mujer se incorporara en una situación de mayor igualdad al mercado laboral».

«Un mujer que no tiene medios económicos, si está en una situación de violencia y depende del marido, cómo puede salir de esa realidad si no se generan recursos de apoyo», se pregunta Ángela Sanroma. Además, añade que la situación de la Ley de Dependencia también es «terrible» para las mujeres. «Primero para la persona dependiente y, en segundo, lugar para la mujer, porque la vuelven a incorporar a la casa y a los cuidados de las personas dependientes».

Igualmente, apuntan que tampoco existe ya el Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales, que contaba con una psicóloga y una abogada especializadas para atender estos casos en cada una de las provincias de la región.

Por último, hacen referencia a que Castilla-La Mancha también fue la primera comunidad que tuvo un plan de igualdad para empleados públicos. «Si la Junta era la mayor empleadora de la región, debía haber un plan de igualdad», argülle Ángela Sanroma. «Se hizo un estudio y se comprobó que las mujeres, cuando acceden a un puesto por mérito y capacidad, sacan más plazas que los varones. Sin embargo, a partir del nivel 25 y en todos esos  puestos que son de libre designación, ahí la estadística daba un vuelco a favor de los hombres». Recuerda que se promovieron una serie de medidas de corresponsabilidad y conciliación, los derechos de paternidad o la Ley de Igualdad de Castilla-La Mancha, y que, «todo eso, se ha venido abajo».