Estanislao Z. Navas.- Como ya se indicaba en el artículo anterior (“La casa del obispo”), ha llegado la Cuaresma y con ello la Semana Santa, quedando presentada en el Museo de Arte Religioso perteneciente al Obispado, el Museo Diocesano de Ciudad Real.
La Pascua en Ciudad Real, una vez más, tiñe las calles de sentimientos como la pasión, el fervor, el colorido de las distintas hermandades, trae los recuerdos pasados -principalmente de nuestros mayores- en los que la sobriedad de las procesiones ha dado paso a una mayor profusión de Cofrades, aún más si cabe desde que la Semana Santa fuera Declarada de Interés Turístico Nacional (14 de febrero de 2006), uno de cuyos principales valedores fue el Pregonero de la Semana Santa del presente año, don Rafael Cantero Muñoz, a lo que hay que añadir la modificación de horarios y recorridos previstos en este año.
Desde que los ritos comienzan la semana previa, a partir del Viernes de Dolores se da el pistoletazo de salida, continuándose con el Domingo de Ramos -en el que se dan cita las procesiones de la entrada en Jerusalén (las Palmas), el Prendimiento y la Coronación de Espinas-, el vía crucis de los Lunes; en el Martes Santo nos encontramos con uno de los momentos cumbres y de mayor vistosidad y fervor cuando se produce el encuentro entre el Cristo de Medinaceli y la Virgen de la Esperanza en plena Plaza Mayor, a las que también se unen ese día las del Cristo de las Penas y la de Nuestra Señora del Mayor Dolor; la Flagelación aparece el Miércoles Santo; y ya llegamos a otro de los momentos importantes de la Semana de Pasión, el Jueves Santo, que da comienzo con la sobriedad que muestra la Procesión del Silencio partiendo de la Iglesia de San Pedro, que será continuada por las procesiones de La Santa Cena -uno de los conjuntos escultóricos de mayor relevancia sin duda alguna-, el Ecce Homo, el Longinos y la Dolorosa de Santiago; el gran día, por supuesto, es el Viernes Santo, y en él las calles de Ciudad Real se llenan de pasos de las hermandades del Nazareno y la Virgen del Amparo, la Oración en el Huerto, el Encuentro, Nuestro Padre Jesús Caído, el Santísimo Cristo del Perdón y de las Aguas, la Santísima Virgen de la Misericordia, el Santísimo Cristo de la Piedad, el Descendimiento, Nuestra Señora de las Angustias, el Santo Entierro, y Nuestra Señora de los Dolores; el Sábado Santo aparecerán -si las condiciones meteorológicas lo siguen permitiendo- las Cofradías de la Soledad, del Tercio de los Siete Dolores, la Santa Cruz en el Monte Calvario, la María Santísima de la Amargura y el San Juan Evangelista; y, por último, el Domingo de Resurrección nos muestra los pasos del Jesús Resucitado y María Santísima de la Alegría, y la Borriquilla.
Sin embargo, todo este intenso programa no se ha correspondido con la realidad de esta nueva Semana Pasional, pues como muchos han podido sufrir, las condiciones meteorológicas han dado al traste con muchas de estas procesiones. Por ejemplo, el Domingo de Ramos se quedó sin su procesión de Las Palmas; o el martes santo sin el ya multitudinariamente seguido encuentro entre el Cristo de Medinaceli y la Virgen de la Esperanza en la Plaza Mayor; también la Flagelación se vio suspendida; y la procesión del Silencio…. ¡Una vez más la lluvia! Las mantillas, los trajes, los pasos, el ritmo de tambor y clarín, todo ello no es nada si la lluvia hace acto de presencia, sino todo lo contrario, es el peor de los enemigos que da de bruces con el suelo con las ilusiones de preparativos de todo un año, tal como ya se mostraba en el Museo Diocesano en la muestra previa de Arte Religioso de la Semana de Pasión. ¡Por fin una alegría para los cofrades, La Santa Cena, conjunto escultórico de Faustino Sanz Herranz, pudo mostrar todas sus galas a pesar de la amenaza persistente de los cielos! -las nubes ahí estaban, pero no descargaron su furia, y dejaron que uno de los pasos más relevantes fuese venerado y disfrutado por los asistentes, sirviéndose así de homenaje para el 50 aniversario de la Hermandad-.
Por último, desde el Jueves Santo -este viernes no salieron La Piedad, el Descendimiento, las Angustias, el Sepulcro ni la Dolorosa- hasta el Domingo de Resurrección –con el conjunto escultórico del manchego Joaquín García Donaire conocido como “El Resucitado”– ya sólo queda esperar que el cielo se muestre contenido en cuanto a descargas pluviométricas para que así las hermandades puedan procesionar y el fervor y la exaltación populares de los pasos mencionados sean acogidos con algarabía por los penitentes y asistentes a la Semana de Pasión ciudadrealeña en estas fechas tan aciagas por la cambiante y adversa climatología, aunque los pronósticos no inviten mucho al optimismo.
MÁS ALLÁ DE LOS RITOS, DE LAS CREENCIAS, LAS ILUSIONES POPULARES CADA AÑO QUE LA MADRE NATURALEZA SE CONVIERTE EN DOMINADORA DE LA SITUACIÓN, SE VEN TRUNCADAS POR LA LLUVIA CUANDO DE ACTIVIDADES AL AIRE LIBRE SE TRATA, EN ESTA ÉPOCA DEL AÑO HABLAMOS DE LAS PROCESIONES Y CON ELLO DEL SEGUIMIENTO QUE TIENEN LOS COFRADES DE LAS HERMANDADES A TODOS SUS PASOS Y MISTERIOS. ESTE AÑO NO HA SIDO UNA EXCEPCIÓN, Y HEMOS VUELTO A LAS ANDADAS. ¡QUÉ PENA DE LLUVIA! ¡QUÉ PENA DE SEMANA DE PASIÓN!
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